miércoles, 19 de enero de 2022

 



  ¿QUÉ FUE DEL CASTILLO DE CUEVAS DE VELASCO?

¿Son estas piedras, hoy al pie de la Carrasquilla, vestigios del castillo de Cuevas?


                                  
Lo primero que hay que dejar bien sentado es que en Cuevas de Velasco hubo un castillo y que este hecho no es solo cuestión de tradición o de vagas noticias que se pierden en la noche de los tiempos. La existencia de una fortaleza en la antigua villa de Cuevas de Cañatazor, nombre antiguo del pueblo, está más que documentada. Se hace referencia a ella en textos históricos, y, por otro lado, quedan vestigios, como un antiguo foso cavado a pico en la roca y una especie de trinchera donde se supone que se abría una de las entradas, amén del Arco del que siempre se dijo que pudo ser un acceso a la zona amurallada.

                                 


Sobre el origen, se discute si fue Al-Mutarrif, señor de Huete, quien fortificó estos caminos entre Huete y Cuenca en el siglo X, o si el fortín de Cuevas de Cañatazor fue una creación de Alfonso VII, rey que tomó Huete a los musulmanes hacia el año 1150 o, incluso, Alfonso VIII, que repobló estas tierras. En otra ocasión entraremos en este asunto.

Ruinas del castillo de Acuña en la localidad de Huelves. 

Ahora nos centramos en los motivos de su abandono y dónde fueron a parar sus restos. Porque no cabe duda de que resulta bien extraño no hallar ni una piedra de sus cimientos ni traza alguna de la planta del que fue llamado Castillo de las Águilas.

Podemos encontrar vestigios de prácticamente todos los castillos: unas veces se ven lienzos de muralla con sus poternas y sus almenas; en otras ocasiones queda algún torreón semiderruido en pie; no es raro tampoco que se conserven los caminos de acceso o los cimientos, así como aljibes, mazmorras o simplemente amontonamientos de piedras como único despojo de aquellas magníficas fortalezas. Pero del castillo de Cuevas de Velasco no queda el menor resto.

Enigmáticas incisiones en la roca labrada.
                                   

El castillo construido en el emplazamiento que hoy ocupa el Mirador del Castillo, en la villa de Cuevas de Velasco, debió tener un papel secundario y efímero, pues con la conquista de Cuenca en el año 1177 y la de Alarcón en 1184, la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes se alejó de estas tierras. Después del año 1195 no se tienen noticias de incursiones musulmanas por la Alcarria. Así que, es lógico pensar que ya desde el siglo XIII, el castillo, alrededor del cual comenzaría a formarse la aldea, fue cayendo en el olvido.

Sabemos que muchas de estas construcciones, cuando dejaban de prestar su cometido eran vendidas para su uso como canteras y se aprovechaban sus elementos de construcción para obras nuevas. Pero es imposible identificar en cualquier parte del pueblo algún material reciclado que pudiera proceder del castillo. Además, aquella primitiva fortaleza, desde la que se dominaba el valle del río Mayor, suponemos que estaba construida en mampostería a base de piedra irregular y yeso o argamasa.

Alineamiento de grandes piedras que forman el cercado.
                                             

Sin embargo hemos descubierto en el pueblo un lugar donde se acumula una cantidad considerable de grandes sillares, toscos y de unas hechuras compatibles con aquellas piedras que se usaban en la cimentación de muchos castillos.

     
                                 

¿Pudieron ser trasladados allí por alguien que se apropió de las ruinas del castillo? Justamente esa es la teoría que exponemos y que explicaría por qué razón en el solar del antiguo castillo no hallamos ni una sola piedra.

La parcela está rodeada de cercas de piedra.
                                        


El lugar al que nos referimos está al lado de la Carrasquilla. Se trata de un terreno que en la actualidad pertenece al Ayuntamiento y que está circundado por peñascos con muestras evidentes de haber servido en basamentos de muros antiguos. Sin la menor duda estamos ante materiales reutilizados provenientes de otra construcción.

             

En Cuevas abundan los cercados de piedra en huertos, huertas y arreñales. Esta costumbre de rodearlos con muros de piedra seguramente procede del fuero de Cuenca, en el que se especifica de qué modo hay que proceder para que los ganados respeten la propiedad. Sin embargo estos muretes solían construirse con sillarejo o piedras y cantos irregulares recogidos en los alrededores. Los peñascos que se colocaron en esta parcela de la Carrasquilla son diferentes y están marcados y labrados de forma que delatan su procedencia de un edificio antiguo para el que fueron tallados. Y creemos que este edificio pudo ser el castillo de Cuevas.

Es evidente que estas piedras pertenecieron a una construcción importante.


Este terreno, que hoy en día pertenece al común, debe preservarse pues los alineamientos pétreos que lo circundan pertenecen con mucha probabilidad a la cimentación del castillo medieval que se alzó sobre la Peña Redonda durante la Edad Media.

En un texto histórico se cita que en tiempos de Álvar Fáñez se ordenó construir o ampliar las defensas de los castillos de Huelves, Castillo de Alvaráñez y Cuevas de Cañatazor. Y tampoco estos otros castillos han soportado con dignidad el paso del tiempo, aunque al menos ostentan unos restos que atestiguan su existencia.

Ruinas de la fortaleza de Castillo de Albaráñez.