BATIDAS CONTRA EL JABALÍ
El jabalí no tiene enemigos, salvo el hombre. Sus depredadores naturales, los lobos, aún no han retornado a estas tierras; pero se les espera; ya se han producido avistamientos en los límites con Guadalajara y en la Serranía de Cuenca.También los linces, otro enemigo de los jabatos, desaparecieron hace tiempo.
Mientras llega la bestia de los cuentos, estos cerdos salvajes trillan todo el terreno hozando con sus poderosos hocicos y colmillos y esquilmando los girasoles, los cereales, los huertos y todo lo que pillan.
"Hacen mucho daño los gorrinos. No lo sabes tú bien", me dice un agricultor que anda preocupado porque el año pasado los jabalíes le ocasionaron pérdidas por valor de más de 3000 euros. Y el hombre, que ve sus cosechas en peligro, porque este cochino salvaje es más destructivo que cualquier plaga, echa mano de una larga lista de estratagemas para ahuyentar las piaras de sus campos.
Los artefactos que producen explosiones de aire comprimido atemorizan a los jabalíes solo al principio, pero al hambre vence cualquier reparo. Hemos visto parcelas de girasol arrasadas al lado de estas máquinas de hacer ruido.
Más efectivo para ahuyentarlos parece el método de esparcir orines de lobo por las zonas donde suelen pasar. Sin embargo, este método es caro y viene usándose solo por parte de la Administración para evitar que estos animales y otros, como los corzos, crucen las carreteras y autovías. Los atropellos de jabalíes crecen, con el consiguiente peligro para los automovilistas.
Más curioso aún es el método de esparcir sacos de cabello femenino recogido en las peluquerías por los alrededores de los campos de cultivo. Se dice que este cabello, fuertemente impregnado de perfumes y afeites, repele al jabalí, aunque esto no está muy contrastado.
El mercado ofrece también alimentos para los cerdos, pero que acaban teniendo un sabor muy desagradable después de ser engullidos, lo cual aleja a las hembras dominantes que son las que dirigen las piaras.
Es difícil calcular la población de jabalíes que hay en Las Cuevas de Velasco. Además, como se sabe, estos animales andan mucho. Pero, según se dice, en las zonas donde las condiciones son favorables y hay alimento abundante, pueden alcanzar una densidad de entre 6 y 10 ejemplares por km2, lo que nos daría para todo el término de Las Cuevas más de 250 ejemplares. Y no es exagerado este número si tenemos en cuenta los resultados de las dos últimas batidas.
En la batida que tuvo lugar a finales de diciembre de 2015 se cobraron nada menos que 42 ejemplares, mientras que en la batida de este último fin de semana se abatieron otros 16. Casi 60 animales en apenas dos meses parece un número muy alto. ¡Quién iba a decirlo allá por los años 60 y 70 cuando se avistaron los primeros puercos salvajes por El Chilancón". Pero a pesar de las matanzas, la población es tan alta que preocupa entre los agricultores.
Por su parte, los animalistas ponen el grito en el cielo. En realidad es muy posible que esta explosión de jabalíes, que afecta a media Europa, sea consecuencia, entre otras causas, de la torpeza y de los errores de la intervención humana en el medio.
Entre tanto el jabalí, tan arisco y huidizo antaño, se aproxima cada vez más a los pueblos. Vienen a husmear en los cubos de la basura y ni se inmutan cuando cruzan a la vista de la gente con sus jabatos. A este paso, en poco tiempo parecerán gorrinos de San Antón.