¿SE ACERCA EL FIN DE LOS TIEMPOS PARA ESTOS
PUEBLOS?
¿O LOS POLÍTICOS SERÁN CAPACES DE ARBITRAR MEDIDAS PARA EVITAR LA DESAPARICIÓN DE LOS PEQUEÑOS NÚCLEOS?
En los últimos meses se habla intensamente del problema del despoblamiento de la provincia de Cuenca, como si fuera un asunto que se hubiera presentado de sopetón, como si se tratase de una catástrofe que hubiera sobrevenido de repente. Y no es así, ni mucho menos. El éxodo de las gentes de los pueblos comenzó hace ya más de medio siglo, y nadie ha hecho nada para evitarlo, absolutamente nada.
Los titulares son rotundos y ponen a nuestra provincia, e incluso a nuestro pueblo en el punto de mira.
La provincia de Cuenca pierde población y se sitúa por debajo de los 200.000 habitantes
28 Abr 2017
Una pérdida de población que es más visible es pueblos pequeños como Cuevas de Velasco, municipio conquense donde viven menos de 30 habitantes
Por primera vez en dos décadas la provincia de Cuenca cuenta con menos de 200.000 habitantes. Una pérdida de población que es más visible es pueblos pequeños como Cuevas de Velasco, municipio conquense donde viven menos de 30 habitantes.
Una situación que provoca que en las calles no se vean niños y que la población cada vez sea más mayor. Hechos que hacen que Cuevas de Velasco esté en riesgo de despoblación. Las cifras de despoblación han provocado que se cierre incluso el bar.
El médico solo va dos veces a la semana. Incluso la venta de pan cada vez es menor. Solamente en verano parece repoblarse el municipio.
Cuevas de Velasco es sólo un ejemplo de la realidad de la provincia. Una despoblación que cada vez es más evidente y que ha dejado a Cuenca con menos de 200.000 habitantes. Situación que ha llevado incluso a que los
empresarios conquenses se planteen iniciar un plan contra esta despoblación que se suma a las
iniciativas del Gobierno regional para frenar estas cifras en Castilla-La Mancha.
LA DESPOBLACIÓN DE CUENCA, PROBLEMA DE ESTADO
La 'Red Cuenca' pide una solución para el problema más preocupante en la provincia de Cuenca
Paco Auñón
490 millones para frenar el despoblamiento en 623 municipios de Castilla-La Mancha
La Inversión Territorial Integrada (ITI) de Castilla-La Mancha llegará a 37 pueblos a la provincia de Albacete; 26 a la de Ciudad Real; 238 a la de Cuenca, 262 a la provincia de Guadalajara y 60 a la comarca de Talavera, en Toledo
Estas zonas ITI engloban el 50 por ciento del territorio regional, aunque su peso demográfico es del 17 por ciento
Cuenca, Teruel y Soria piden ayuda a la UE para luchar contra el despoblamiento
El Gobierno regional inicia acciones para frenar el proceso de despoblamiento en las provincias de Cuenca y Guadalajara
(COMENTARIOS...)
Ahora van estos políticos y descubren que hay un problema serio producido por el irregular reparto de la población durante las últimas décadas. Pues yo digo que son unos auténticos necios si piensan que con planes de desarrollo de tres al cuarto y con fondos europeos de esos que se diluyen en las tramas corruptas van a conseguir algo. El problema es tan serio y tan delicado que no cabe aplicar medidas de maquillaje solamente. Hay que afrontar asuntos de la máxima gravedad, como el hecho de que muchos pueblos de la provincia, Las Cuevas también, están abocados a su total desaparición, si no se actúa con medidas contundentes , urgentes y duraderas.
La provincia de Cuenca puede convertirse, de hecho ya está en proceso, en una especie de estercolero radiactivo nacional. Y si no, piensen ustedes, qué provincia de España permitiría la instalación de un gran almacén de residuos radiactivos. Si la provincia de Cuenca contase con 2 o 3 millones de habitantes ¿ustedes creen que instalarían aquí un cementerio nuclear? Ni hablar. ¡Y ojito con adherirse a esta afirmación algún político ventajista o algún ecologistoide! Estos males no tienen que ver con la política sino con la imprevisión y con la necedad de la gente.
Vemos pasar trenes AVE desde los ventanucos de nuestras aldeas desiertas, estamos viendo cómo nos sorben el agua para crear riqueza en otros lugares en lugar de crearla aquí, disponemos de una red de autovías de las más importantes de España, para que unos que viven en la periferia vayan al centro y para que los del centro viajen a las playas del Mediterráneo, mientras los últimos viejos de nuestros pueblos miran con resignación cómo todo aquello que fue su mundo se desmorona inexplicablemente.
La gente se ha marchado a las ciudades. Las grandes ciudades lo engullen todo, también las esperanzas de futuro que tenían estos pueblecitos. Y nuestra provincia, mal colocada para recibir las influencias de los grandes núcleos industrializados, al contrario de lo que sucede, por ejemplo, con el caso del Corredor del Henares, en Guadalajara, o el caso del norte de Toledo, tan próximo a Madrid, queda a la deriva, hacia su abandono total, como un paciente terminal.
Cuevas de Velasco tiene los días contados. La mayoría de sus hijos hoy estamos regados por medio mundo, engordando el saldo demográfico de las grandes urbes con nuestros descendientes. Mientras, el pueblo que nos vio nacer yace los largos inviernos en el olvido y en la soledad. Y solo unos cuantos días al año, merced al regreso de la diáspora, recobra el aliento.
Los grandes zarpazos que acaban con la vida de un pueblo se repiten una y otra vez con pasmosa similitud: primero baja la población en edad escolar, se agrupa a los niños que quedan en un aula unitaria y en el momento en que se le puede aplicar el criterio general de la ratio mínima (¡qué disparate!), zas, de un plumazo desaparece la escuela y su maestro. Luego cierran las tiendas, se marchan el cura, que acude solo a los actos propios de su ministerio, y el médico, que pasa consulta cuatro, tres, dos y luego un día a la semana; el pueblo queda con un bar que permanece cerrado durante el día y abre por la tarde un rato… En fin, cuando quedan solo ancianos, estos son amparados por sus familiares y primero pasan los inviernos en la ciudad, luego también la primavera y el otoño y acaban por volver al pueblo uno o dos meses de verano.
Esta es la triste realidad. Son los hechos incontestables. Pero, ¿cómo es posible que una de las provincias más prósperas de España hace algunos siglos haya caído en esta espiral de abandono? ¿No existe ni una esperanza?
Hay ciclos y este de la huida hacia las grandes urbes no ha terminado todavía. El hombre del siglo XXI será urbanita. Una gigantesca corona circular que rodea a Madrid y que abarca provincias como Ávila, Segovia, Guadalajara, Cuenca, parte de Toledo… quedará despoblada. Sobrevivirá algún núcleo afortunado y se conservarán algunos monumentos cuyo mantenimiento sea posible. El resto volverá a ser terreno rústico, campo abierto, como era en la Edad Media, antes de la repoblación.