PROCESIÓN DEL JUEVES SANTO EN CUEVAS
viernes, 30 de marzo de 2018
miércoles, 21 de marzo de 2018
EL HOMBRE DE CUEVAS DE VELASCO
(EL ESQUELETO DE LA PEÑA REDONDA)
Peña Redonda, en cuyas inmediaciones se produjo el misterioso hallazgo. |
Poco después de acabada la guerra, por los años 40 del siglo pasado, se vio necesaria la construcción de una nueva escuela. Casi un centenar de chicos y chicas se amontonaban en el Ayuntamiento en dos salas demasiado pequeñas para albergar a los escolares. Aunque muchos no pisaban la escuela y el absentismo era elevado, lo cierto es que las estrecheces en que se movían alumnos y maestros demandaban cuanto antes una aulas más amplias.
Se valoraron varias posibilidades para elegir finalmente como el emplazamiento del nuevo centro escolar del pueblo el solar llamado Las casas quemadas, manzana que había sido devastada por un incendio, de ahí el nombre. Este solar era amplio y ocupaba casi todo lo que hoy son los edificios de las escuelas, el jardinillo y las casas de los maestros con sus patios. La proximidad del Juego Pelota aportaba al nuevo centro una zona de recreo ideal para los niños.
Resulta sorprendente que en este pueblo en donde por su situación, rodeado de precipicios, el espacio es tan escaso se decidiese apostar de un modo tan resuelto por la educación ofreciendo un solar amplísimo, incluso más extenso que el de la iglesia. Esto es algo que quienes aprendimos a leer y a escribir en la nueva escuela debemos agradecer a las personas que hicieron posible dicha empresa.
Como puede imaginarse, tras una guerra terrible el país no estaba para muchas inversiones. El Estado no podía atender a la construcción de servicios básicos, ni siquiera los más elementales, como un colegio. Y era costumbre recurrir para muchas obras públicas a las peonadas de los vecinos. Así se hizo en nuestro pueblo y la mayoría de los hombres dedicaron jornadas de trabajo para la construcción del complejo de edificios que albergaría las escuelas y las viviendas de los maestros.
Peña Redonda vista desde la carretera de la vega. |
También parte de los materiales de construcción los aportó el pueblo. Concretamente la piedra se extrajo en casi su totalidad de una cantera que se abrió en las inmediaciones de la Peña Redonda. Allí se taladraba la roca, se colocaban cargas explosivas y se desmenuzaba el peñasco en piedras manejables y apropiadas para la erección de muros. Luego el material así obtenido se transportaba hasta la obra.
Las personas que intervinieron en este proceso han narrado un hecho que tuvo lugar durante aquellos trabajos y que hoy sigue despertando la expectación y la curiosidad de aquellos a quienes llega esta noticia. Por los relatos oídos, parece que, tras una explosión controlada, apareció en medio de la roca un esqueleto antropomorfo, es decir, con forma humana.
Cráneo de homínido incrustado en la roca. |
Como puede imaginarse, la aparición de un esqueleto humano en ese lugar ya hubiera sido por sí sola una noticia llamativa. Pero lo más interesante es que se dice que el esqueleto se hallaba incrustado, alojado totalmente en la peña. Y este extremo sí convierte el hallazgo en algo realmente excepcional.
Fósiles de diversos seres vivos. |
No tenemos hoy la certeza de si se trataba de un esqueleto óseo o fosilizado. En este último supuesto la pieza descubierta sería de más valor desde el punto de vista científico. Las personas que lo vieron aseguran que era de color rosado. Pero, insistimos, la cuestión es si se trataba de un esqueleto de un ser humano que había caído o había sido arrojado a una grieta de la roca o bien si, como manifiestan varias personas que llegaron a verlo, estamos ante un ser vivo, homínido, fosilizado. En este último caso parece claro que hoy estaríamos hablando de un hallazgo importante, quizás un de descubrimiento paleontológico de primer orden.
Estos hallazgos fortuitos pueden tener un valor enorme, por eso conviene ponerlos en manos de la ciencia cuando se producen, siempre, pero máxime cuando el provecho personal que puede obtenerse de ellos es nulo.
Huesos de un cráneo fosilizados. |
¿Qué sucedió con el esqueleto de la Peña Redonda? Ha sido imposible averiguarlo. Tratamos de seguir la pista. Anduvo por varias cámaras del pueblo y es posible que duerma su sueño, interrumpido momentáneamente, en un arcón de algún desván. Algunas personas ya fallecidas narraron el suceso de manera muy parecida a como lo exponemos aquí y llegaron a ver el esqueleto.
Añadir leyenda |
Si alguna persona que lea este artículo está enterada del paradero de este ilustre paisano de la antigüedad, le rogamos que lo ponga en manos de quien pueda determinar e interpretar adecuadamente el valor de dicha pieza.
Si, como parece, estamos hablando de un fósil, se trataría, con toda seguridad, del habitante más antiguo de este pueblo. ¿No sería el “Hombre de Cuevas de Velasco” un coetáneo de los hombres de Atapuerca? ¿O incluso anterior a aquellos antepasados? Quién sabe…
Escena de un clan de la prehistoria. |
miércoles, 14 de marzo de 2018
CUEVAS: BELLEZA Y MODA DE NUESTRAS
ABUELAS Y BISABUELAS
Cuevas de Velasco, un pueblo pequeño, ajeno al modo de vivir de las grandes ciudades, no era un lugar donde lucir la moda y estar al día en los apliques de belleza allá por los años 30 y 40 del siglo XX, pero incluso en aquel pequeño núcleo rural había ocasiones en las que una chica se esforzaba, dentro de lo posible, por ir elegante y parecer más bella. Y al mismo tiempo tenía que enfrentarse a la rígida moral imperante que exigía absoluto recato a una joven.
Transcribo a continuación el relato de una mujer de Las Cuevas que contaba con 17 años en el año 1940.
¿Qué cómo iba vestida una chica por los años 30 y 40? Pues, no había grandes diferencias. Ahora que, eso sí, pantalón no se llevaba, ¿eh? Una muchacha no podía llevar pantalón.
A la iglesia íbamos con velo negro desde que hacíamos la primera comunión. Yo llevaba medias negras, por lo menos hasta los siete o los ocho años. Teníamos también una prenda que se llamaba justillo consistente en una especie de corpiño con tirantes, al cual se ataban unas cintas que sujetaban las medias, es decir, algo muy parecido a un liguero. También llevábamos el refajo. Yo tenía un refajo de ganchillo. Pero cuando yo comencé a hacerme mayor les dije a mi madre y a mi tía que yo no quería justillo ni refajo.
Las primeras medias de color que tuve me las compraron en cal “Sordo”, adonde acudía un hombre al que llamábamos “El tío de las medias”. Además solíamos llevar también una camiseta. Yo la llevaba ya de felpilla, pero otras muchachas la llevaban de punto inglés, de esas que hacen canalé.
Mi madre y mi tía no tenían más Dios ni más Santa María que verme vestida de largo. Y ellas empeñadas en ponérmelo y yo a escondidas me lo subía un poco. Y la María del tío Julio, la mujer, ea, me ayudaba. “¡Papo, no iréis a poner a la muchacha como una sayona!”, les decía. “En cuanto le cubra la rodilla, ya va bien”. Y las otras se echaban las manos a la cabeza: “¡Ay, María, parece mentira que seas cristiana!”
Nos controlaban, claro. Cuando se iba mi padre al campo, yo cogía y me quitaba las medias, pero que no me viera sin medias al volver por la tarde.
A todo esto, yo recuerdo que cuando iba a confesar, de lo primero que me acusaba era de haber ido corta. Toma, estaba convencida de que aquello era pecado mortal.
¿Que cómo nos depilábamos? ¡Uy, qué cosas tienes! Cada una se las arreglaba como podía. Yo misma, con una cuchilla, con una Sevillana. Se ponían jabón y se afeitaban el vello, en particular las que tenían mucho y querían ir con medias, porque con las medias de hilo no había más remedio que depilarse. Las primeras medias eran de algodón, como una especie de leotardos, de color carne y con brillo. Pero potingues como hay hoy, ni hablar…
¿Sabes lo que también gastaban algunas? Piedra pómez. Como lo oyes. Se frotaban para quitarse el vello. Yo también probé alguna vez, pero no sé si es que no sabía hacerlo o qué, el caso es que casi me hago sangre.
¿Peluquería, dices? Ni por lo más remoto. Las mujeres se peinaban unas a otras. Recuerdo que tenía mi madre un rizador, o unas tenacillas, que las ponía al fuego en la lumbre y las calentaba. Había un papel y antes que el papel se quemase las cogía y me hacía unas ondas tan elegantes y unos tirabuzones cosa bonicos. Y así, con mis tirabuzones, una corona y un velo yo no iba mal.
A mí no me ha gustado nunca pintarme; no lo necesitaba; era muy lozana. Había muchachas que se ponían unos polvos llamados Maderas de Oriente...
sábado, 10 de marzo de 2018
LAS
CUEVAS DE VELASCO
EN
EL CATASTRO DE ENSENADA
Comienzo del informe catastral de Cuevas |
En
el año 1752 se presentaron en Las Cuevas de Velasco unos
funcionarios del Reino con la orden de realizar un censo minucioso de
propiedades, bienes, producción agrícola, animales y personas. El
objetivo era inventariar detalladamente todos los bienes para aplicar
la llamada Ünica Contribución. A este macrocenso se le conoce como
Catastro de Ensenada, por ser el apellido del ministro de Hacienda del Rey.
Como
se trataba de un asunto tan delicado, las autoridades no se fiaban de
lo que pudieran declarar las quince mil villas de la corona de
Castilla, de ahí que enviasen a delegados de Hacienda y que pusiesen
al mismo cura párroco de la villa como testigo.
Aún
así, suponemos que en Las Cuevas de Velasco, como en otros lugares,
se las arreglarían para informar de forma sesgada con el fin de
evitar parte de las pesadas contribuciones.
En
cualquier caso, el documento aporta datos valiosos sobre la situación
del pueblo a mitad del siglo XVIII. El formulario oficial constaba de
40 preguntas a las que los de Las Cuevas respondieron puntualmente.
Entresacamos a continuación algunas de las respuestas que más nos
han llamado la atención.
El
documento comenzó a redactarse en 1752, pero la fecha que figura a
su cierre es de 1754. Ocupa más de cien páginas y parece que al
mismo tiempo se elaboró también el Libro Maestro de Bienes de la
villa.
Ofrecemos
a continuación un resumen de algunos aspectos que nos parecen
interesantes.
Fragua antigua |
NOMBRE
DEL PUEBLO Y SI ES DE REALENGO O DE SEÑORÍO
“A
la 1ª pregunta dijeron que este pueblo es comúnmente conocido y
nominado por Las Cuebas
de Velasco, sin embargo
que en tiempos antiguos lo fue por de Cañatazor y que
esta villa es de señoría que hoy obtiene y pertenece a don Antonio
de Rojas Velasco y Solares”
EXTENSIÓN
DEL TÉRMINO Y TERRENO CULTIVABLE
“Este
término se compone de 22 mil almudes de tierra de todas las
calidades, de tal forma que 9 mil son labrables y las demás incultas
por naturaleza, entre las que se incluyen los montes, cerros,
barrancos, caminos y peñas”
Se
cultivaba entonces aproximadamente el 40% de todo el término, siendo
lo demás eriales y zonas incultivables. No han cambiado mucho las
cosas en este sentido, pues hoy se labran algo más de 1700
hectáreas, de las
3960 que
forman el territorio local , es
decir, un 43% del término. Sabemos
que se han abandonado muchas pequeñas propiedades inaccesibles para
los tractores, pero durante estos dos siglos y medio también se han
roturado algunas tierras.
FRUTOS
“En
este término se cogen anualmente los siguientes frutos: trigo,
cebada, centeno, avena, garbanzos, almortas, cáñamo, cañamones,
nabos, hortalizas, azafrán, vino, miel, cera, lana y corderos”
En
la actualidad ha desaparecido del pueblo el cultivo del centeno, la
avena, los garbanzos, las almortas, el cáñamo, los nabos, el
azafrán, y se ha incorporado el girasol.
Páginas del Catastro de Ensenada referidas a Cuevas |
ANIMALES
DE LABRANZA Y OTROS
“Hay
en
este pueblo seis
burras que crían a su natural sin reservarlas del trabajo de arar,
(…)
cincuenta
reses de cerda para degüello para alimento de los vecinos (…)
ciento
cuarenta colmenas, (…)
cuarenta y dos pares de mulas y machos para la labor, treinta y dos
mulas y machos cerriles para reemplazo de aquellas, veintiocho pares
de burras y burros para arar y traer leña y veinte burros y burras
cerriles para reemplazarlos”
Estas
cifras nos describen un pueblo lleno de animales, en cierta medida
como lo han
conocido los que tienen
más de 60 años. El tráfico de los animales de
labor,
arrastrando los aperos de labranza, tirando
de los carros
y
galeras,
cargando herramientas, cántaros…, era intenso, especialmente por
la mañana, en el momento de dirigirse a los campos y por la tarde,
cuando volvían todos casi a la misma hora a dar agua a los animales
y a conducirlos a sus cuadras.
Par de mulas labrando la tierra |
HABITANTES
Y CASAS
“Esta
villa se compone de ciento diecinueve vecinos de todas clases y que
en su término no hay alquería ni casa de campo alguna”
“Este
pueblo está compuesto de ciento veintisiete casas habitables, seis
inhabitables y cuarenta arruinadas que todas son setenta y tres...”
Como
se ve, la información del escribano es pésima y el cálculo,
erróneo, pero sabemos por otras fuentes que en la segunda mitad del
siglo XVIII Cuevas de Velasco contaba con alrededor de 480
habitantes. En cuanto a casas, en la actualidad quedan unas 90 casas
en pie, si bien varias de ellas ya no son habitables.
GASTOS
DEL AYUNTAMIENTO
“A
la pregunta 25ª responden
que
este común es de su cuenta satisfacer cincuenta y cinco reales que
se gastan con el comisario del Bullar, (…)
treinta
reales a los Santos
Lugares,
treinta y un reales y seis maravedíes de niños expósitos de
Cuenca, veintidós
reales por el vino que se gasta en esta iglesia en celebrar las
misas, noventa
y cinco maravedís del gasto del papel,
ciento
veinte reales por veredas y pase de testimonios, quinientos
y veinte maravedíes por salario del escribano, doscientos
reales de vellón de esta villa por las elecciones de Justicia y
otros gastos ordinarios que no tienen presentes y se remiten al
testimonio que de ello se formase y presentase...”
“A
la 26ª pregunta que este común tiene que pagar anualmente
diferentes réditos de censos que tiene contra sus propios, como son:
ciento cinco reales a doña María Avellaneda, religiosa benedictina
en Cuenca, noventa y nueve reales al cabildo de curas de ella, ciento
noventa y ocho reales al Arca
de la Limosna
de la iglesia de Cuenca, ciento noventa y ocho a Diego Alcázar,
vecino de Verdelpino, ciento treinta y dos a los niños () de
Cuenca, ciento ochenta a las memorias de Valdecolmenas de Abajo, y
dieciocho al Santísimo
de esta villa..”
Como
se ve, el Ayuntamiento tenía que hacer frente a una larga lista de
cargas, gastos y contribuciones. Las más importantes eran los
privilegios del Marqués, que ascendían a más de 800 reales de
vellón y los impuestos reales que había que abonar a pesar de ser
villa de señorío.
Real de vellón, moneda muy popular en el siglo XVIII |
HOSPITAL
“A
la 30ª responden que en esta villa hay un hospital que
por no tener renta suple sus reparaciones este común y sobre esta
casa se hallan quinientas fanegas de trigo...”
Botica o farmacia del siglo XVIII |
OFICIOS
“A
la pregunta 32ª responden
que
en esta villa hay un escribano de número y concejo de ella que le
consignan por utilidad setecientos nueve reales con inclusión de lo
que le contribuye el dicho concejo, que hay un cirujano asalariado
por esta villa en setenta fanegas de trigo por todos casos, un
boticario que habiendo hecho regulación de la utilidad que le tiene
esta villa por sus igualas y la medicina que despacha afuera sin
ellas le consideran por ganancia trescientos reales vellón abonada
la compra de géneros, que hay un preceptor de gramática que le
consideran de utilidad mil cien reales, que hay un sacristán que con
inclusión de la libranza de granos en tercia mayor le vale la
sacristía trescientos treinta reales y por razón de maestro de
primeras letras le consideran ciento veinte reales de utilidad, que
hay dos labradores que en tiempo desocupado llevan huevos a Madrid y
les consideran de utilidad a cada uno ciento cincuenta reales, que
hay dos vecinos con el nombre de montoneros que por su ocupación le
dan a cada uno cuatro fanegas
de trigo en tercia de granos, que hay un guarda de campo asalariado
en cuatrocientos veinte reales”
Dibujo que representa a un cirujano practicando una sangría a un paciente |
“A
la pregunta 33ª que en este pueblo hay un albañil que trabajando
meramente en su oficio gana en cada día de los que trabaja cuatro
reales y trabajaría setenta días, que hay un albeitar
y herrador que trabajando como va dicho ganaría en cada día dos
reales y trabajaría doscientos días, que hay un herrero y cerrajero
que trabajando meramente ganaría en cada día cinco reales y
trabajaría cien días, que hay dos zapateros de viejo que trabajando
como dicho queda ganan a tres reales trabajarían doscientos días,
que hay dos sastres que cada uno gana por día de los que trabajan
tres reales y medio, y que hay un tejedor de lienzo y dos de paño
que aquel gana tres reales y aquellos lo mismo, carpintero que gana
cuatro reales, y un aperador gana cuatro ..”
“A
la pregunta 35ª que en esta villa hay diecinueve jornaleros que
ganan en cada uno de los días que trabajan a tres reales y medio, lo
mismo que los labradores y los pastores..”
“A
la pregunta 38ª que en esta villa hay tres eclesiásticos, que son:
el cura y dos clérigos ..”
Había
en Las Cuevas un escribano, un cirujano, un boticario, un preceptor
de gramática, un maestro de primeras letras, un sacristán, dos
arrieros que llevaban huevos a Madrid, dos montoneros (encargados de
tomar nota de la producción para luego pagar impuestos), un guarda,
un albañil, un veterinario-herrador, un herrero, dos zapateros, dos
sastres, tres tejedores, un carpintero y un aperador (el que fabrica
aperos de labranza). Había también hornero, molinero, tendero,
carnicero….
Antiguas herramientas de herrador |
PERSONAS
QUE ELABORARON EL CATASTRO, EDADES Y OFICIOS
“Y
que en todo lo que llevan dicho y declarado es la verdad en que
habiéndoseles leído nuevamente esta declaración de verbo ad verbum
se afirmaron en ella y se ratificaron bajo del juramento que tienen
hecho y en caso necesario nuevamente repiten por estar bien escrita
según lo tienen de puesto dicho declarado y que son de edad el dicho
Miguel Martínez de cincuenta años, Pedro López cuarenta y ocho,
Sebastián García de treinta, Josseph Saiz de cincuenta y Miguel
Pastor cincuenta y cuatro, Andrés Torrijos Pastor de sesenta,
Sebastián García de cincuenta y Manuel Martínez de cincuenta
también, todos poco más o menos (..) de lo que han manifestado
firmó el que supo y por los que no, lo hizo un testigo a su ruego,
de lo que yo, el escribano, doy fe. Licenciado don Juan José de
Cañaveras y Santiago, Josseph Saiz Ballesteros, Esteban Collado,
Miguel Pastor de los Paños, Sebastián García, Pedro López, Manuel
Martínez Torrecilla, Andrés Torrijos Pastor, Josseph Saiz
Ballesteros (repetido), ante mí Manuel Josseph López Higueras”
Hasta
la fecha, es el documento más completo y que más informaciones
ofrece del pueblo. Está referido a ese momento histórico de la
mitad del siglo XVIII. El documento completo puede verse en la red,
concretamente en la dirección
http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController
Última página del Catastro con las firmas de los testigos |
miércoles, 7 de marzo de 2018
PALABRAS CON SOLERA
Las palabras antiguas que usaban nuestros antepasados se consideran con frecuencia términos incorrectos, mal dichos o, en el mejor de los casos, propios del habla vulgar de los campesinos. La persona que utiliza aún estas palabras y expresiones es mirada con frecuencia como un pueblerino, cuando no como un ignorante.
Por el contrario, desde el punto de vista del lingüista, el vocabulario específico de los pueblos, comarcas y regiones es, sin lugar a dudas, un enorme tesoro cultural que nos proporciona un caudal interesantísimo de informaciones.
Aceitero/a
1. m. Milpiés. Gusano de tonos grises que suele encontrarse bajo las piedras enroscado en espiral, en lugares húmedos. Al ponerlo en la mano deja un unto aceitoso, del cual le viene el nombre.
Águila pollera
1. f. Especie de ave que no existe con tal nombre. El imaginario popular creó el término para esta rapaz que puede coincidir con el águila perdiguera o el águila culebrera, aunque había en el pueblo quien la tenía por un cuervo de gran tamaño. Cuando se dibujaba en el cielo la silueta del águila, los gallos daban la voz de alarma y las gallinas corrían a refugiarse. Las preocupaciones mayores llegaban cuando había una gallina con sus pollos por las inmediaciones, pues aunque estas aves domésticas defienden bravamente a sus pollos, con frecuencia el ataque del águila obtenía algún botín.
Águila pollera,
que se come los pollos
y deja la llueca.
Cor. Del lat. AQUĬLA
Ahorcar
1. tr. En el juego de la brisca y en otros juegos de cartas, matar el tres de la guía con el as.
Según se había puesto la partida, al robar el tres de últimas ya sabía que me lo iban a ahorcar.
Cor. Del lat. FŬRCA, ‘horca de labrador’. El armatoste para ejecutar a los reos cambió de forma, pero originariamente se trataba de una horca en su sentido antiguo, es decir, de un palo clavado en el suelo en cuyo extremo había dos dientes y ahí se colocaba al condenado sujetándole el cuello con un travesaño.
Altiruto
1. adj. Muy alto.
Ha llegado un tío seco y altiruto. Dice que viene a cobrar los arbitrios.
Del lat. ALTUS.
Arrechuz
1. m. Dolor o indisposición repentina, por lo general no muy duradera y con frecuencia relacionada con achaques de la edad.
Esta noche le ha dado un arrechuz a la abuela y hemos tenido que llamar al médico.
Cor. No cita arrechuz, pero sí arrechucho con el mismo significado. Es de origen incierto, quizá de arrecho, ‘tieso’.
Biciclista
1. m. Ciclista. Persona que maneja una bicicleta.
Cor. Bicicleta procede del fr. byciclette, diminutivo del término ingl. bicycle.
Es evidente que ante este neologismo se aplicó el mismo procedimiento que en taxista o tractorista. También se ha usado beciclista.
Chota
1. f. Llantina, llanto, congoja con abundantes lágrimas y el consiguiente berreo.
¿Qué le habéis hecho a la criatura, que tiene una chota tremenda?
No aparece nada en Cor. Viene chota, pero relacionado con choto, cabra, y con otros significados, como ‘soplón’.
En La Rioja recogemos choto y chotada con el significado de ‘enojo’.
Cuca
1. f. Golosina. Caramelo, dulce.
Hacia finales del siglo XIX debuta este término en el diccionario de la Academia con el significado de golosina.
Hale, bonico, ven aquí que la abuela te va a dar una cuca que tiene en la faldiquera.
Guesón
1. m. Terrón de tierra. Tierra compacta en forma de bloque que se forma cuando se ara con la vertedera y la tierra está muy húmeda.
Esto está lleno de guesones; no hay más remedio que pasar las gradas.
Cor. Existe el término yesón, ‘cascote de yeso usado en construcción de tabicones’, y también el término gasón, ‘trozo de tierra apelmazado’. Para este autor el término procede del fr. Gazon, ‘césped, terrón de césped’, y este del céltico *WASO, -UNS, ‘césped, suelo húmedo’
En Cuevas se ha producido el cierre del sonido vocálico.
Ir de boda
1. Expresión que se usaba para referirse a entrar la paja al pajar. Almacenar la paja en el pajar. Acarrear la paja desde la era al pajar.
Esta expresión está cargada de ironía, ya que si hay un trabajo penoso entre todas las tareas del campesino este es el meter la paja en el pajar. Aparejar a una mula o a un burro con las hangarillas era ya una misión nada sencilla. Luego había que cargar la paja. Si soplaba el viento la labor se complicaba sobremanera. Después se descargaba la paja ante la piquera del pajar y había que meterla con el horquillo. En el interior del pajar, como un diablo en medio del polvo, se movía un operario arredrando la paja. Penosos trabajos justo en las antípodas de ir de boda, que era algo muy agradable, mucho más que hoy.
Laureano, mañana vamos de boda. Así que si quieres arredrar, estás invitado, ja ja.
Lorenzo
1. m. El sol, el astro rey. Este nombre para el astro que domina nuestro sistema planetario parece que se debe a la creencia de que el día de San Lorenzo, 10 de agosto, es el día más caluroso del año.
Hoy calienta Lorenzo de lo lindo.
Fragmento de un conocido romance:.
“El sol se llama Lorenzo
Y la luna Catalina.
Catalina anda de noche
Y Lorenzo anda de día.
Cuando Lorenzo se acuesta
Se levanta Catalina…”
Melencha
1. f. Melena, flequillo. Guedeja que pende sobre la frente.
A Emilio le han cortado el pelo al cero, pero le han dejado la melencha.
Cor. El término melena es de origen dudoso, probablemente prerromano.
Hemos encontrado poquísimas menciones a esta palabra por otros lugares.
Potra
1. m. Persona cargante, molesta, puñetera y liante. Individuo pesado, que porfía incordiando e irritando a otros. En este sentido, está claro que tiene una relación de significado con potrear.
No me hables de ese tío. Es un potra, pijo. Menudos quebraderos de cabeza me ha dado a mí.
Relantija
1. f. Lagartija.
Han cazado una relantija, le han cortado el rabo y están viendo cómo se mueve.
Lagartija es probablemente una de las voces que ofrece más variantes. En el ámbito del español hemos encontrado regartena, recaterna, sarbadija, sarabandija… Este relantija es una producción que usaban algunas personas en Cuevas.
Vantar(se)
1. tr. Levantarse de la banca, de una silla, de la cama o del suelo.
To el mundo a la cama, que mañana hay que vantarse temprano, que vamos a vendimiar.
Cor. Del lat. LĔVARE, ‘levantar’.
En esta palabra se produce una aféresis con la supresión de la sílaba inicial.
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