jueves, 16 de julio de 2020




     LA “GRIPE ESPAÑOLA” EN CUEVAS DE VELASCO                                             (1918-1919)

Dibujo alusivo a la forma de propagación de la pandemia.
                           


Aún con la amenaza del coronavirus (Covid19) sobre nuestras cabezas, me viene a la memoria que el verano pasado anduve investigando en el Ayuntamiento de Cuevas de Velasco acerca precisamente de las causas que llevaban a la tumba a nuestros antepasados. 

Para empezar, debo decir que quería comprobar la incidencia de la famosa gripe española en Cuevas de Velasco. Así que consulté los libros de defunciones que se conservan en nuestro Ayuntamiento en los que quedaron anotados los nombres, direcciones, edades y causas de los fallecimientos. 

Ambiente de Cuenca en los años 20


Un pueblo en los años de la pandemia del siglo XX


Realicé un barrido general desde el año 1914 hasta el año 1930. De ese modo me aseguraba que podría realizar un estudio comparativo entre los años de la gripe (1918, 1919) y los años inmediatamente anteriores y posteriores. 



Contra lo que yo suponía, no hubo un aumento señalado de la mortalidad en el trienio 18-20, lo cual no quiere decir que algunas personas no falleciesen a consecuencia de la gripe, pues sabemos que, si bien Cuevas de Velasco no padeció de manera aguda ninguno de los focos importantes de contagio, la Administración sí envió al Ayuntamiento alguna dotación de fondos, aunque modestísima, para afrontar la pandemia. 

La tabla nos muestra el número total de fallecimientos registrados cada año, desde 1914 hasta 1931. La media de fallecimientos durante estos 18 años fue de 11 personas por año. Y, como puede observarse, en los años críticos de la gripe se registraron 8, 13 y 15 decesos, 12 de media, solo ligeramente por encima de la media general de esos años. 

En cuanto a las causas de los fallecimientos, hay que advertir que la ciencia médica no había alcanzado el desarrollo que tiene hoy. Certificar la causa de un fallecimiento a veces era una tarea ardua para un médico. He tomado solo algunas causas bien descritas. 

Por otro lado, pese a la terminología empleada, compleja para profanos, he preferido respetar los nombres antiguos de la enfermedades. 


Asignación oficial a Cuevas de Velasco para combatir la pandemia de 1918-1919.


Número total de fallecidos por año en Cuevas de Velasco, entre 1914 y 1931.


Principales causas de los fallecimientos en el primer tercio del siglo XX en Cuevas de Velasco
                      

Llaman la atención el fallecimiento de un niño de tres meses por raquitismo, la muerte de otro de un año a causa de las quemaduras sufridas en un incendio, o el caso de un vecino de 36 años, que se fue al otro mundo a consecuencia de “un choque traumático por haber sido atropellado por un tren sobre la vía férrea”. 

Publicación francesa que hace referencia a la grippe espagnole, gripe española.
                                                



En conclusión, la llamada gripe española, que, por cierto, hoy se da por seguro que comenzó en Francia o en Estados Unidos, no produjo una gran mortandad en Cuevas de Velasco. 

Las causas de los fallecimientos en esa época del primer tercio del siglo XX son mayoritariamente de origen digestivo y respiratorio. 

Foto de la época que invita a ponerse la mascarilla.


Cuando uno bucea un poco en la historia de aquella pandemia, se sorprende de que se hayan olvidado las duras lecciones. La verdad es que hoy día, con toda la información de que disponemos y una pizca más de disciplina de grupo se podrían evitar males mayores.

jueves, 9 de julio de 2020

                 EL TESORO DE LAS CUEVAS DE VELASCO 

Carroza en la que se representaban los autos sacramentales.


En esta santa tierra nuestra no hay pueblo que se precie que no tenga su leyenda de un tesoro escondido. Si lo escondieron cartagineses, romanos, moros o judíos es lo de menos, pero lo cierto es que muchos pueblos sitúan en profundas cuevas, en montañas enigmáticas, en criptas de iglesias, en apartados parajes estos tesoros. Y el imaginario popular agranda los relatos, los magnifica, los recarga y a veces tira tan de largo que casi no caben las joyas, brillantes, ollas repletas de monedas... en donde se dice que están ocultos. 

¿En Cuevas de Velasco hay un tesoro escondido? Pues claro que sí, pueden estar seguros. 

Don Pedro Calderón de la Barca, como saben, fue uno de los grandes escritores del Siglo de Oro. Destacó de un modo especial por sus obras de teatro y por sus autos sacramentales. 

Don Pedro Calderón de la Barca.


Uno de sus últimos autos, representado en Madrid, ante el Rey y lo más florido de la Corte, en el año 1679, tiene por título El tesoro escondido. Pues bien, ¿adivinan ustedes dónde estaba ese “tesoro escondido”? En efecto, en nuestro pueblo, en Las Cuevas de Velasco. 

Sobre cómo y por qué al dramaturgo quizás más grande de todos los tiempos, con el permiso de Lope, se le ocurrió situar un tesoro en Las Cuevas de Velasco es un enigma. Después trataré de desentrañarlo, pero antes vamos a ver cómo aparecen las referencias al tesoro en la obra de Calderón. 

Los nombres de los personajes de un auto sacramental solían ser simbólicos. El auto de El tesoro escondido está inspirado en la parábola del Nuevo Testamento, cuando Jesucristo dice a sus discípulos: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo” (Mat. 13:44) 

Los personajes hablan sobre el tesoro: 


GENTILISMO 

¿Qué misterio escondido 

es el que anda en tus sombras? 


MÚSICA 

Un tesoro más rico 

que tu mirra, incienso y oro. 


INSPIRACIÓN 

Pues por más que tu genio 

astrólogo discurra, 

no has de lograr más de esa 

misteriosa lectura 

que el literal sentido 

que en sus campos te anuncia 

el precioso tesoro 

que virgen tierra oculta, 

sin que arado ni azada 

su hierro en ella esculpan, 

ni al golpe que la hiere, 

ni al diente que la surca.….. 

SINAGOGA 

Y así, en que Dios sea tesoro, 

¿qué hay que arguyamos los dos? 

¿Qué más tesoro que Dios? 

Dibujo alegórico de un tesoro.
                                     


Pero es en las acotaciones y en las diversas anotaciones que el propio autor escribió para dar instrucciones de cómo decorar el escenario de los carros (las obras se representaban en carros), donde aparecen menciones a Las Cuevas de Velasco. 

El año en que se representó el auto El tesoro escondido, 1679, coincide justamente con el año en que Cuevas de Cañatazor comenzó a llamarse Cuevas de Velasco. El Rey acababa de otorgar el título de Marqués de Las Cuevas de Velasco a don Diego de Velasco, primer marqués. 

No es de extrañar que ese nuevo y pomposo nombramiento estuviese en boca de todos en los círculos de la corte, y tampoco sería extraño que el propio autor de La vida es sueño oyera del propio Marqués alguna leyenda o chascarrillo de la villa de su marquesado. 

Por otro lado, tradiciones antiguas y otras más recientes aseguran que en Cuevas de Velasco hay tesoros escondidos. 

“A la parte del norte del término y confines del de La Ventosa hay una cueva cortada a pico en la roca viva que se la cree sin fin. Hay una especie de ágatas.” Noticias conquenses. José Torres Mena. 

Otro paraje susceptible de esconder tesoros es el Cerrillo de la Horca. En este lugar se han encontrado varios enterramientos: a mitad del siglo XX se halló alguna sepultura con ajuares de poca relevancia, y cuando tuvo lugar la repoblación forestal se sacó a la luz un enterramiento múltiple de al menos seis o siete individuos, con ajuar funerario fundamentalmente de cerámica. 

También se dijo siempre que en La Sierra había un tesoro escondido. 

Igualmente se dijo que alguien había encontrado monedas de oro en el Huerto el Pozo, paraje próximo a Los Villares, detrás de la estación. 

Una de las leyendas más antiguas de Cuevas de Velasco habla de una virgen enterrada en el cerro Ribagorda. (Ya hablamos sobre esto en este blog) 
Cerro Ribagorda, donde se dice que hay una virgen escondida.

                   


Cueva de La Mora, donde se dice que hay gemas.

                   

Evidentemente no tratamos aquí de sentar cátedra sobre la existencia de tesoros en Cuevas de Velasco. Tampoco damos por probada la relación de las cuevas de Velasco (sic), de la obra de Calderón, con la villa de Las Cuevas de Velasco, pero, a poco que se estudien con atención estas pruebas que presentamos, uno no puede menos que mostrar cierta perplejidad y cierta extrañeza. 

Pero volvamos al Tesoro de Las Cuevas de Velasco. En una de las instrucciones que dejó el propio Calderón de la Barca para decorar las carrozas sobre las cuales se representaría su auto sacramental, El tesoro escondido, puede leerse lo siguiente: 


“En la parte ínfima de todo el frontis se pintan las cuevas de Velasco donde está el tesoro escondido que ocultamente se ha destilado de las tres tramoyas de arriba; arriba esta letra: 




Oro 

para mi compañía 

lo quiero todo.” 

                         
Acotación literal en el auto El tesoro escondido.



                           


Finalmente, el tesoro de la obra de Calderón no era otro que el Señor, nada más valioso para un cristiano.