viernes, 30 de octubre de 2020

 

     LAS ENIGMÁTICAS TORRES DE LOS VILLARES 


Una de las dos torres esculpidas en roca.


Al no haber hallado ni una sola referencia histórica que mencione el despoblado de Los Villares de Cuevas de Velasco, debemos fijarnos en los materiales que se pueden encontrar en superficie por toda su extensión y, lo que es más productivo, en las estructuras ausentes. 

Incluso así, la datación será estimativa y resultará poco menos que imposible dar una fecha concreta de fundación o abandono, salvo que en el futuro algún hallazgo epigráfico, documental o arqueológico arroje luz sobre esta cuestión.

Situación del sitio arqueológico de Los Villares.
 

Extensión y localización del despoblado y de su necrópolis.



De lo que no cabe la menor duda es de que en el lugar existió un poblado. Lo atestiguan no solamente el nombre de Villares, que suele darse a los villorrios abandonados, sino la cantidad de restos de construcciones que afloran a su superficie, especialmente piedras, trozos de tejas y una cantidad considerable de restos de vasijas cerámicas. 

Sin embargo lo que más llama la atención del lugar es el peñasco, la Peña del Fraile, alrededor del cual se asentaba el poblado de Los Villares. En esta roca hay una cavidad practicada por el hombre que tiene forma de hornillo de yeso, de ahí que la gente de Cuevas se haya referido a ella como el horno de Los Villares. 

El llamado horno de Los Villares, aljibe con cubeta de decantación.


El llamado horno de Los Villares fue seguramente un silo para guardar el grano o un aljibe. A pesar de que en algún momento de la historia se partió y se conserva apenas la mitad de la concavidad, podemos deducir que su capacidad alcanzaría los tres mil litros. 

Al otro extremo del espolón, a  43 m del horno, se alzan dos construcciones gemelas parecidas a dos torres esculpidas en la roca. Desde luego ese es el aspecto que presentan, el de dos torres, sin embargo la idea de una construcción defensiva no cabe en nuestros pronósticos. 

Misteriosa torre en la Peña del Fraile.

¿Qué significan esos dos cilindros enormes que cierran el espolón de la Peña del Fraile por el sur? 

Si observamos bien el lugar, todo apunta a que la construcción de estos dos elementos quedó interrumpida bien por un derrumbe o bien por otra causa inesperada. Así, hoy podemos ver un cilindro de más de 1.5 m de altura por otro tanto de base, y a su lado otro medio derruido de semejantes dimensiones. 

Pero la cuestión es si lo que pretendían aquellas gentes era construir dos depósitos y la roca se resquebrajó, de manera que tuvieron que abandonar y dejarlos inconclusos, o si lo que se proponían era justamente esculpir una torre cilíndrica. 

Construcción interrumpida por derrumbe o por abandono.



Pensamos que la primera opción parece más probable. Depósitos, silos o aljibes solían estar presentes en los poblados antiguos. De hecho, en el mismo término de Cuevas, en Valdemarón, al lado de las sepulturas, hay un hueco globular excavado en la roca, menor que los de Los Villares, y otro de mayor capacidad, suponemos que todos con una utilidad muy parecida. 

Para excavar estos depósitos practicaban una cotana en forma de corona.

La cerámica esparcida por el lugar apunta a un poblamiento medieval. La cuestión es si pudo compaginar su existencia con el actual asentamiento de Cuevas de Velasco o si fue la ocupación musulmana y la posterior fundación del pueblo en el lugar que ocupa hoy los que precipitaron su abandono. 

A pesar de que la superficie del poblado alcanzó unas dos hectáreas, debió tratase de un pequeño enclave con chozas dispersas levantadas con materiales pobres. Lo que sí es probable es que el lugar contase con un muro defensivo. No se explicaría de otro modo la gran concentración de piedras siguiendo el perímetro del despoblado. 

Por los años 90 del siglo pasado se encontró la necrópolis de esta aldea. Se halla situada al sur, sobre un cerrillo plano en su parte más elevada. Unos surcos con vertedera dejaron al descubierto varios restos óseos, incluido algún cráneo completo. 

Cráneo encontrado en la necrópolis.

Sin restos de iglesia o capilla, sin trazas de urbanismo, sin buen abastecimiento de agua (solo la poza de la fuente de las Casas, hoy seca, a 500 m y el río), sin un emplazamiento que facilitase la defensa, el asentamiento de Los Villares estaba abocado a su abandono y así sucedió. 

Uno de los torreones visto desde la ladera.



miércoles, 21 de octubre de 2020

 

     UN DOMO GEODÉSICO EN LAS ERAS 

Base del domo geodésico. Iglesia de Cuevas al fondo.


Me encuentro en la era del abuelo Pedro a Luismi enfrascado en su proyecto y, la verdad, no me resisto a preguntarle qué es lo que se propone y a qué viene esa fiebre constructora. 

El asceta urbano responde a mi pregunta con paciencia, quizá con esa calma aprendida de las prácticas orientales que propugna. 

Los cuencos tibetanos son una de las herramientas que se usan en la sonoterapia.



- Pues, verás, creo que la sociedad atraviesa por una situación complicada. La gente vive angustiada. Mi idea es ofrecer una instalación a la que pueda acudir todo aquel que desee relajarse y restablecer su equilibrio emocional. También ofrecer una alternativa para aliviar diversos tipos de dolencias. 



Va desgranando sus explicaciones muy centrado en lo que afirma. Gesticula con las manos formando esferas imaginarias cuando se refiere a los astros, devanando un hilo invisible cuando hace referencia a los embrollos a los que se enfrenta la condición humana en nuestro tiempo. 

- Mi idea es levantar un domo y practicar en su interior la técnica de la sonoterapia. Esta bóveda que vamos a construir aquí tendrá 9 metros de diámetro. El objetivo es crear un lugar donde el sonido se propague de forma estudiada. 

Luismi con el autor de este blog.


Me conduce al centro del domo geodésico y me pide que hable y que compruebe cómo la propia voz reverbera, y, lo cierto es que uno la recibe como un curioso sonido envolvente. 

Me mira con la solvencia de un avezado especialista en la materia cuando le pregunto cómo sana la sonoterapia. 

- Se trata de una disciplina muy antigua. Se sabe que ya los griegos la practicaban, aunque hoy día muchas de sus referencias nos llegan desde El Tibet y la India. 

Con el maestro Vikrampal Singh.


La terapia del sonido actúa sobre nosotros a través de las vibraciones y frecuencias que emiten unos instrumentos, como los gongs y los cuencos llamados tibetanos. Y, bien, el estremecimiento, a veces imperceptible, que estos sonidos provocan en las personas y en su entorno pueden devolver la armonía a nuestras emociones e incluso a nuestro cuerpo. 

Luismi me habla de las constelaciones, de los astros, de la energía (“Somos energía”, dice). Se extiende en explicarme cómo ha adquirido él estos conocimientos a través de expertos en la técnica. 

- Aquí queremos construir dos cabañas, con una zona de aseo. También queremos ajardinar todo este espacio. ¿Las vistas, dices? Fíjate qué panorama puede divisarse desde aquí. El lugar, desde luego, es fantástico. 

Lugar donde se situarán las cabañas y el aseo.

Vista general del complejo del domo.


Le pregunto si la terapia por los sonidos tiene alguna connotación religiosa perteneciente a doctrinas orientales y me responde tajante que no, que se trata de una actividad encaminada a buscar la sanación de las personas por medios naturales. 

En poco tiempo veremos crecer en las eras esta construcción de aspecto marciano y es de esperar que comiencen a llegar al pueblo gentes interesadas en los servicios de Ravi Bhagat Singh, que es como se hace llamar ahora Luismi.