domingo, 15 de enero de 2017



                          VOCABULARIO DE CUEVAS

Presentamos otra remesa del inagotable tesoro del léxico local de Cuevas de Velasco. Estas palabras nos hablan de antiguas costumbres, de artilugios ya desechados, de conceptos de siempre expuestos hoy con otras palabras, no siempre tan expresivas ni tan bellas. También es objeto de nuestro interés algún vocablo viejo que ha superado los cambios de mentalidad y de vida en los pueblos.

Recordamos que en el pequeño estudio que sigue a algunas palabras hacemos referencia a diversas obras consultadas: Cal. Calero, estudioso del habla conquense con numerosas obras; Cor. Corominas, filólogo y lexicólogo.


Orete 

1. m. Calor que produce la lumbre, especialmente el calor que desprenden las brasas. También, lugar al lado del fuego donde se recibe el calor de las brasas y de la losa de la lumbre.

Moso, ponte aquí, al orete la lumbre, con la abuela, y verás cómo entras en calor. Ties las manos como el granizo.

Es posible que esta voz proceda de orear pues al fuego se ponían a secar prendas, alimentos, objetos de menaje, etc. 


Panecillo 

1. m. Fruto de las malvas, redondo, achatado, del tamaño de una lenteja o poco más. Los niños lo buscan para comerlo. 2. Pan pequeño que se cocía para Jueveslardero. Cada niño llevaba su panecillo para merendar en el campo ese día.




Patente

Cuota o impuesto singular y castizo que se cobra al individuo que toma por novia a una joven del pueblo. Es tradición que el forastero que llega al pueblo y comienza una relación con una mujer nacida en Cuevas debe pagar la “licencia” para poder formalizar dicha relación. La cantidad que se abona es libre y se emplea en una merienda o francachela a la que acuden los mozos, incluido el propio pretendiente. En el caso de que el interfecto se niegue a respetar este rito popular es arrojado sin contemplaciones al pilar de la fuente. 

Si no pagas la patente te meten al pilar. Tú verás. 

Del lat. PATENS, -ENTIS, part. De PATĒRE, 'estar descubierto, manifiesto'. 




Pínfano 

1. adj. Estado en el que se encuentra el individuo que está asombrado, sorprendido o estupefacto. Quedarse pínfano es quedarse de piedra. Puede referirse también a quedarse muerto o como muerto.

Cuando le dieron la noticia se quedó pínfano.


Queseoqué queseocuántas

1. Qué sé yo qué, qué sé yo cuántas. Las dos expresiones suelen usarse cuando alguien echa plantas o protesta indebidamente alegando dudosas razones.

Mira, es mejor que no te metas donde no te llaman, particularmente con esas personas, que luego vienen con queseoqué y quesocuántas y siempre vas a quedar mal con ellas.


Rebalba

1. f. Pájaro. Se trata de la collalba gris (Oenanthe oenanthe), avecilla del tamaño de un gorrión, aunque de planta más esbelta, que pasa parte de la primavera y el verano en nuestros campos y la invernada en África. El macho es de tono azulado o gris en el lomo, con una ceja blanca y las alas y el antifaz negros. La hembra tiene tonos más ocres. Es característica de estas aves una mancha en forma de T invertida negra en la cola blanca. Pasan gran parte del tiempo oteando desde montones de piedras o posaderos elevados desde los que se lanzan a cazar insectos, lombrices, caracoles, arañas… Hacen el nido con hojas, musgo y guarnición interna de pelo y plumas en montones de piedras generalmente.



Rezno 

1. m. Flor del olivo.

No hemos encontrado noticias sobre esta voz en los textos. El rezno que aparece en el DRAE no parece tener relación alguna con la flor del olivo, no obstante, sí que existe un cierto parecido entre el rezno (garrapata) y la flor del olivo... 

Voz propia de Cuevas de Velasco.


Saltón

1. m. Fabuloso reptil de mordedura muy venenosa. Según la creencia popular, este reptil es el macho de la víbora, mientras que otras personas piensan que se trata de un animal diferente. Siempre dentro de lo legendario, se le adjudica al saltón la facultad de saltar, de ahí su nombre, y de atacar a sus presas dando un fuerte impulso. También se asegura que este reptil es ciego, de manera que acomete a sus víctimas guiándose por el oído ( estos reptiles no oyen) o acaso por el olfato.

Si la víbora oyese 

y el saltón viese

no habría hombre 

que al campo saliese.


Cor. Del lat. SALTARE, ‘bailar’, ‘dar saltitos’, ‘brincar’.

No resultaría descabellado emparentar a este engendro local de Cuevas de Velasco con el mítico saetón, de Sierra Morena, rara criatura con facultades extraordinarias...


Trébedes 

1. f. Aro de hierro con tres pies para poner sobre él las sartenes, calderos, etc. 

Sienta bien las trébedes no se vayan a caer las gachas.


Cor. Del lat. TRǏPĔDES, plur. del adj, TRIPEDIS, ‘de tres pies’.

En Cuevas se usa exclusivamente en plural.




Treinta y tres 


1. Se usa en la frase los cojones treinta y tres, expresión malsonante propia de personas malhabladas que tiene el valor de una negación rotunda y concluyente. 

Ahora, después del desplante, va y me dice que lo acompañe. ¡Los cojones treinta y tres!


Uido

1. m. Oído.

Me duele el uido desde hace dos o tres días.

Oído es derivado de oír, del lat. AUDIRE, ‘oír’. En la voz de Cuevas se ha producido el cierre de la vocal inicial. Se trata de un vulgarismo.


Ventaráis 

1. m. Mosquito. Se denomina así a los insectos de esta clase que son de mayor tamaño y que se caracterizan, además, por anunciar su presencia por el sonido que emiten sus alas al volar, semejante a una diminuta trompeta, por lo que se les suele llamar también mosquitos de trompetilla.

Esta noche un maldito ventaráis me ha cosido a picotazos. 

No hemos encontrado el menor rastro de este término en ninguno de los manuales consultados. Probablemente se trata de una forma de creación expresiva partiendo de la raíz VENT-, de viento. La terminación es insólita en español para un nombre. Pensamos si podría partirse de la voz *ventaires en la que se habría producido una metátesis y la asimilación de la e, pero aún quedaría por explicar la cuestión del acento y una extraña redundancia en el significado. 
Término propio de Cuevas.




Verroja 

1. adj. Se dice de la cerda cuando está receptiva para ser fecundada por el verraco.

La gorrina está verroja ; la vamos a llevar a que la coja el varraco.

Cor. El término verroja significa en and. ‘colmillo del jabalí’ y los verrojazos son ‘golpes que da el jabalí con los colmillos’. Estas voces no apuntan hacia el mismo sentido que nuestro verroja. Verroja, como apunta bien Cal. parece más relacionada con verriondo, ‘puerco en celo’’. También hemos registrado verrionda, dicho berronda en el Alto Aragón.


Zurra 

1. f. Sangría, cuerva. Bebida refrescante que se prepara con vino, una bebida gaseosa, frutas y azúcar. 2. f. Paliza, tunda.

Llévale estos limones a Paco y dile que haga él la zurra. A nadie le sale la zurra como a Paco.

Aparece en el DRAE donde se adscribe al habla de C. Real y Toledo. 

Cal. Informa ampliamente sobre zurra y sobre zurracapote. Señala que esta bebida ha ido evolucionando en cuanto a sus componentes debido a que se ha ido añadiendo algún ingrediente, como los licores o la fruta, para mejorar el sabor. 

En Cuevas se ha preparado tradicionalmente con vino, tinto preferentemente, una bebida gaseosa, que imaginamos que sustituiría al agua, frutas, si había a mano o, como mínimo, limón y azúcar.


Zurrío 

1. m. Zurrido. Sonido especialmente brusco y desapacible. Golpe propinado a alguien o aplicado a un objeto.

Es mu bruto. To lo que te diga es poco. Fíjate que le arreó un zurrío al borrico y lo ribó.

Cor. De zurrir, ‘curtir, dar una paliza’. El origen es incierto de todos modos. Hay voces más actuales en port, surrar, y en vasco, zurrati, con las que está emparentado.

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