martes, 1 de septiembre de 2020

                                             TIERRA DE GIRASOLES

 


He visto la floración de los almendros en las laderas abancaladas de levante, he visto la floración de los cerezos, melocotoneros y perales en otras tierras, y puedo afirmar que cuando nuestros valles se tiñen de oro por la flor de los girasoles no tienen nada que envidiar a todos esos maravillosos paisajes.
Es cierto que girasoles hay en muchos lugares, pero la configuración del terreno, la vegetación que rodea los campos y los miradores naturales que ofrece nuestro pueblo permiten observar este fenómeno como si fuera un auténtico espectáculo.

 


Dos semanas al año. Durante aproximadamente un par de semanas de principios de agosto los campos de Cuevas de Velasco visten sus mejores galas. La vega y los valles que desembocan en ella se alfombran de tapices de oro.
El contraste con el verdor de los montes hace que estos espacios se asemejen a enormes ríos amarillos aparentemente inmóviles.


Los remiendos amarillos. A veces se alternan los campos de girasoles con los rastrojos y entonces se van sucediendo cuadros de matices alimonados con otros de tonos pajizos.


 

Horizontes de girasoles y encinas. En La Sierra crecen los girasoles en campos perfilados por márgenes de encinas, formando así cercados en los que miles de solecitos miran en la misma dirección al cielo, en busca de la salida del astro rey.


 


Escenarios de fantasía. El caminante avanza fascinado y a su paso van abriéndose caprichosos escenarios esmeralda y limón.

 




Cara y cruz. El mismo espacio fotografiado desde levante y desde poniente ofrece la cara, de tonos áureos y limonados, y la cruz, con matices más glaucos y verdosos.

 


El mirador de los sueños. El Mirador del Castillo nos ofrece en todo tiempo panorámicas espectaculares, pero los primeros días de agosto el paisaje eleva las emociones. Quizá no se diga en vano que la floración de los girasoles levanta el ánimo y ayuda a emprender nuevas metas.


Una planta que se siente a gusto aquí. Hemos visto muchos campos de girasoles, pero lo cierto es que en nuestro pueblo estas plantas que contagian alegría y optimismo ofrecen unas estampas magníficas.



Deshaciendo bulos. Los girasoles no siguen con su orientación el recorrido del sol en todo momento. Viran ligeramente cuando se abren y comienzan a crecer, pero una vez finalizan su crecimiento permanecen enfocados constantemente al Este. ¿Para qué necesitarían hacer esas cabriolas si con sus enaguas verdes, sus cabelleras limón y sus rostros anaranjados ya son de una belleza espectacular?



 

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