miércoles, 4 de septiembre de 2019


UN BANDO DE CIGÜEÑAS PERNOCTA EN LAS CUEVAS 



Ayer, 3 de septiembre, aparecieron planeando sobre el pueblo unas decenas de cigüeñas que eligieron la torre de la iglesia y los alrededores como acostadero para una parada de descanso en su emigración anual hacia el sur. Hoy, día 4 han reemprendido su vuelo hacia el sur. 



Cabe recordar que no es la primera vez que tal cosa sucede, si bien el número de aves que ha hecho parada técnica en nuestro pueblo en esta ocasión ha sido llamativamente numeroso. Algunas personas aseguran que contaron más de cien ejemplares y otros elevan hasta varios centenares el número de ejemplares de la bandada. 

Como se sabe, la cigüeña es un ave que cuenta con las simpatías de los humanos. Se la respeta e incluso se trabaja para que se encuentre a gusto anidando en nuestras tierras. El origen de esta actitud tiene que ver con el papel de colaborador con la actividad humana: la cigüeña es carnívora y devora todo tipo de insectos, gusanos, ranas, serpientes… 



Además, la cigüeña también está presente en las fábulas y en las tradiciones orales de los pueblos de la península. Desde antiguo se le atribuye el traer los niños. Según leyendas antiguas, estas aves cogían a los niños en las cuevas o en los pantanos y los dejaban a las puertas de las casas o los descolgaban por la chimenea. 


Es difícil averiguar el destino de las cigüeñas que han pernoctado en Cuevas de Velasco, porque de un tiempo a esta parte muchos de estos ejemplares ya no ivernan en el África subsahariana, sino que lo hacen en la propia península ibérica, en los humedales del sur o cerca de los grandes vertederos, de cuyos despojos se alimentan.




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