miércoles, 18 de septiembre de 2019

                    UN CRISTO PASADO POR AGUA 



Las fiestas del Cristo de este año de 2019 han llegado al tiempo que una gota fría (DANA, como la llaman ahora), cuyos efectos se han dejado sentir los tres días de la fiesta. 

El viernes, 13 y el domingo, 14, no salió la tradicional y esperada procesión del Cristo de la Misericordia y de la Salud. Y tampoco se libró la música de la fiesta, que se vio obligada a refugiarse en las escuelas tanto el viernes como el domingo. 

El sábado, 14, la danza actuó delante del Patrón, en el interior del templo, al mismo tiempo que un grupo de banceros realizaba un simulacro de procesión por el pasillo central de la iglesia con la imagen del Santo Cristo. 

       


Solo el domingo fue posible sacar a las calles del pueblo al Cristo, que realizó el itinerario completo de las procesiones, precedido de la danza de palos propia del lugar. 

                                              

Las inclemencias meteorológicas, así como cierto hastío de un verano lleno de festejos, han restado visitantes a nuestra fiesta, y no nos referimos solo a los forasteros, sino, sobre todo, a los de aquí, a los naturales de Cuevas que suelen visitar su pueblo cada año por las fiestas patronales y que este año hemos echado de menos. 

Quedan lejos ya aquellos años de asistencia masiva, cuando era imposible aparcar los vehículos y el pueblo era invadido por una multitud, especialmente atraída por los ritmos y el jolgorio de los conjuntos musicales que actuaban en la plaza.



Las cosas van cambiando y quizás lo vivido este año, temporales a parte, merezca una reflexión. ¿Las fechas de la celebración del Cristo son inamovibles? ¿Las excusas que se expusieron en su día para no cambiarlas al mes de agosto tienen consistencia? 

En cualquier caso la fiesta del Cristo sigue concitando a todos cada año. El reencuentro con los familiares, amigos y paisanos en general llena de gozo a la gente. Es uno de los momentos más esperados del año. 



No me cansaré de agradecer a todas las personas que participan en la organización de los festejos, la contratación, el cobro de cuotas y todos los actos que engrandecen las fiestas, su esfuerzo y su dedicación absolutamente impagables. Muchas gracias. 























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