lunes, 19 de diciembre de 2022


¿DÓNDE ESTÁ EL ARCHIVO DE LA IGLESIA DE CUEVAS?

Al fondo, edificio que custodia el Archivo Diocesano de Cuenca en la Ronda de Julián Romero. Cuenca.


La parte más importante del Archivo de la Iglesia de Cuevas de Velasco está en Cuenca, custodiado dentro del Archivo Diocesano de Cuenca.

Desde el año 1977 el Obispado de Cuenca decidió concentrar los archivos dispersos de las pequeñas parroquias en el gran Archivo Diocesano. Se tomó esta decisión porque ya durante la guerra (1936-1939) se quemaron o destruyeron casi un tercio de los documentos existentes en las parroquias. También se temía, como está sucediendo, el galopante abandono de los pueblos que deja obras de arte y material valioso, como los archivos, expuestos a robos o simplemente negligencias de conservación por el deterioro de los edificios.

Durante algún tiempo parece que estos fondos se ubicaron en dependencias del propio Palacio Episcopal, pero actualmente se hallan en un edificio anexo a la propia catedral de Cuenca.

Palacio Episcopal de Cuenca.

Los documentos que se recogieron de las parroquias abarcan desde los libros sacramentales (de bautismos, confirmaciones, matrimonios, defunciones) hasta cantorales, devocionarios, libros de fábrica, capellanías, cofradías, etc.

Como es lógico, una parte de estos archivos, los más recientes, permanece en las parroquias, por si fuese necesario consultar algún registro. En la de Cuevas puede encontrarse información desde finales del siglo XIX hasta la fecha.

Libro de registro de bautismos.


Nuestra parroquia es una de las que más fondos conserva en el Archivo Diocesano de Cuenca. Concretamente hay 51 libros cuyas anotaciones más antiguas datan del año 1570, es decir de antes de la construcción de la iglesia actual.

Para hacerse una idea de qué información contienen esos 51 libros podemos consultar los libros escritos por Antonio Ballesteros (Historia de Las Cuevas de Velasco, primera y segunda ediciones).

Torre de la iglesia de la Asunción. Cuevas de Velasco.



Arco triunfal y puerta del mediodía de la iglesia de la Asunción. Cuevas de Velasco.


Más allá de la historia del propio edificio de la iglesia, de su construcción, de la construcción de los altares y de las modificaciones habidas a lo largo de los siglos, el grueso principal del Archivo lo forman los llamados libros sacramentales. En estos libros están anotados con precisión los nacimientos, bautismos, confirmaciones, matrimonios y defunciones de todas las personas que recibieron los sacramentos en la Parroquia de la Asunción de Cuevas de Velasco.

Cabe destacar que antes del siglo XX era la iglesia la que se encargaba del registro que en la actualidad realiza el estado.

El conjunto de 51 libros apergaminados procedentes de nuestro pueblo puede arrojar datos interesantes sobre la iglesia y su historia, las ermitas, los sacerdotes, las cofradías, fiestas, etc. Por consiguiente es un tesoro de incalculable valor para profundizar en el pasado de Cuevas de Velasco.

En la actualidad los investigadores no pueden acceder al Archivo con teléfonos móviles, bolígrafos, carpetas y otros utensilios no imprescindibles para su labor.

Grafía antigua empleada en un libro de bautismos.

Como ya hemos señalado, Antonio Ballesteros, quien tuvo ocasión de investigar estos libros antes de ser trasladados al Archivo Diocesano, nos dejó una buena muestra de su contenido en sus dos publicaciones. Pero hay muchas más utilidades por explorar. Por ejemplo, la consulta de estos documentos puede permitirnos formar nuestro árbol genealógico. Eso sí, siempre que nuestros ascendientes procedan de Cuevas. La lectura atenta de toda esta documentación nos permitirá también averiguar cómo estaba configurada la sociedad de un pueblo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Igualmente nos permitirá estudiar aspectos como la natalidad, la esperanza de vida, la mortalidad, la emigración y la inmigración, la procedencia de los apellidos, etc.

Libro apergaminado empleado en los registros sacramentales.

En fin, tratamos de poner de relieve la enorme importancia del conjunto de libros depositados en el Archivo Diocesano, y recordar a todo el pueblo que este es otro de nuestros principales tesoros culturales.













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