sábado, 26 de mayo de 2018



           I CAMINATA CUEVAS DE VELASCO, 2018 
                              “CON ILUSIÓN SE PUEDE” 



En ocasiones las cosas surgen así, espontáneamente, sin planificar, que fue lo que ocurrió con una llamada de compañía que lanzó una persona que tenía promesa de ir hasta el Santuario de las Angustias a pie. Hay que reconocer que el reto no era pequeño, pues la distancia que separa el pueblo de Cuevas de Velasco del santuario donde tiene su sede una de las cuatro patronas de Cuenca, es de alrededor de 30 km. 

A la llamada de esta peregrina acudió un buen número de personas, a pesar de que se sabía que la marcha iba a ser exigente e incluso extenuante. 



El sábado, día 19 de mayo, se dieron cita en el pilar de La Canela, a la hora de cantar los gallos, 15 o 16 entusiastas, de estas gentes que siempre andan dispuestas para todo lo que se les proponga. Y comenzó la andadura con dirección a Cuenca, por el antiguo camino de la capital, que parte por las eras y se dirige hacia la Fuente del Sordillo. Ya en término de Villar del Saz, una vez alcanzada la carretera, la expedición continuó la marcha con dirección a Navalón de la Cuesta. En general el día acompañó, salvo en los últimos tramos en los que una molesta llovizna vino a complicar un poco más si cabe la marcha. Pero todas las dificultades se afrontaron con buen ánimo, a lo que sin duda contribuyó el sentimiento y la solidaridad de grupo que se había forjando a lo largo del camino. 



Como decimos, se siguió el antiguo camino de Cuenca, aunque en algunos tramos se optó por caminar por pistas para evitar la carretera. 

Tras una pausa en Chillarón, los peregrinos enfilaron hacia la capital con toda la ilusión y antes de ascender hasta el Santuario de la Virgen de las Angustias se giró una visita al Patrón de Cuenca, San Julián, en su santuario de la montaña. 



Hay que decir que la llegada a las Angustias fue emocionante ya que un pequeño grupo encabezado por José Lino (otro que está siempre volcado por las cosas del pueblo), portando el estandarte del Santo Cristo de las Cuevas, dio una calurosa bienvenida a los andarines. 



Así se gestó el cumplimiento de esta promesa. Y todo acabó felizmente con una breve visita a Cuenca y la celebración de una comida de hermandad. 



Por las felicitaciones recibidas y el entusiasmo que ha despertado entre la gente del pueblo esta expedición, queda instaurada, de facto, según la general opinión, una marcha anual desde Cuevas de Velasco a Cuenca. Y, si esta intención se materializa, ha de tenerse en cuenta que esta fecha de mediados de mayo es ideal, pues aún es posible caminar sin los calores abrasadores del verano y se ha dejado ya atrás lo más crudo del invierno. Por otro lado los campos ofrecen un maravilloso espectáculo con los cereales ya encañando. 



Mi enhorabuena también a todas estas personas.

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