miércoles, 18 de julio de 2018


               II JORNADA DE CUEVAS ABIERTAS 



Las cuevas-bodega de la villa de Cuevas de Velasco tienen prácticamente la misma antigüedad que el propio pueblo. Desde hace siglos se ha guardado en ellas el vino y en algunos casos servían también como jaraíz o lagar, para pisar la uva, y cocedero.  
Las cuevas, que en número de unas 60 o 70 se encuentran situadas en los alrededores del pueblo, se excavaron tanto en roca viva como en diversos materiales más blandos. A veces la misma roca sirve de techo para la cueva. En otros casos se han reforzado los pasadizos con bóvedas de yeso. 

La entrada suele formar un arco de medio punto, a veces ligeramente apuntado, de obra de mampostería con piedra irregular y deshechos de otras construcciones. Puede verse también algún arco de medio punto de buena factura. Excepcionalmente el acceso es más simple: un hueco al que se le ajusta una puerta. 



Varias de ellas tienen puertas viejas, reutilizadas, pertenecientes a otros recintos de las viviendas o corrales. No faltan diversas soluciones para cerrar la cueva, como el uso de viejas trillas o tableros adaptados. Y solo recientemente hay quien ha instalado puertas a medida, de buenas hechuras. 



La estructura de las cuevas es muy variada. Depende en gran medida de la hacienda de los propietarios. Así, encontramos cuevas de pequeñas dimensiones, apenas un espacio en el que alojar un par de tinajas de poca capacidad, pero también pueden verse algunas bodegas espaciosas con diversos pasadizos y oquedades. 

En Cuevas de Velasco se distingue bien entre dos conceptos: cueva y covacho. Mientras la primera es una construcción realizada por el hombre, el covacho suele ser una cavidad natural adaptada o mínimamente retocada para servir de cueva-bodega. 




Las cuevas forman parte del patrimonio arquitectónico del pueblo, pero poco a poco han ido perdiendo la utilidad que tuvieron en siglos pasados. De hecho, muchas de ellas se han lodado o arruinado debido al abandono. 

Sin embargo, hoy día, ya sea por el empeño en rescatar las viejas costumbres, ya porque algunas personas se empeñan en poner en valor lo viejo, se han arreglado muchas de estas cuevas. 



La Jornada de Cuevas Abiertas ya va por su segunda edición. Se ha convertido en un evento que se adapta perfectamente a los veranos de esta villa, que sabemos que tuvo un pasado muy relacionado con la viticultura. 

Amén de las tinajas, presentes en casi todas las cuevas, si es que no se destrozaron cuando cayeron en desuso, el mobiliario que suele formar parte de una cueva-bodega está compuesto por una pequeña mesa o algún útil que sirve como tal, algún asiento de sogueo, o bien el socorrido bolo, un candil, farol o almenara que en algunas cuevas siguen colgados ajenos a la llegada de las modernas técnicas de iluminación; cordajes y pellejos que servían para tapar las tinajas; garrafas y otros recipientes que se usaban para trasegar el vino desde el cocedero a la cueva; canillas, espitas, estopa…; un escobón; los vasos y jarras en los que se ofrece el vino a los invitados… Hoy se han añadido otros artefactos con el fin de embellecer las cuevas.




A pesar de que no hay un censo preciso, hablamos de unas 60 o 70 cuevas, varias de ellas derrumbadas o tapadas, sin contar los más de otros tantos sótanos que existen bajo las viviendas. 

Esta extraordinaria capacidad de almacenaje de vino respondió en su tiempo a una gran producción de caldos. Antes de la llegada de la filoxera, la producción de vino en Cuevas de Velasco, así como la calidad y el prestigio de este, fomentaron la viticultura llegando a convertirla en una de las actividades agrícolas punteras, junto con el cultivo del cereal. 

Cuentan los ancianos del pueblo que era habitual ver salir del pueblo reatas de mulos cargados con odres o pellejos henchidos de vino para la venta. 



Tras un largo periodo de abandono en el cual las cuevas fueron tomadas por los gitanos y los mendigos que visitaban el pueblo, ahora, con el arreglo y adecentamiento de los senderos de El Egido, y con este estímulo de la Jornada de Cuevas Abiertas, que con gran tino nos propone la Asociación de Vecinos, las viejas cuevas toman protagonismo de nuevo. La apertura al público, la visita y la degustación de caldos, por cierto, proporcionados por viticultores locales, es, sin duda, una magnífica ocasión para conocer las cuevas de nuestro pueblo. 

La presente edición se ha visto amenizada por la actuación del grupo Rondadores.

                                           Fotos tomadas del chat del pueblo.

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