miércoles, 21 de marzo de 2018

                         EL HOMBRE DE CUEVAS DE VELASCO 
                              (EL ESQUELETO DE LA PEÑA REDONDA) 

Peña Redonda, en cuyas inmediaciones se produjo el misterioso hallazgo.

Poco después de acabada la guerra, por los años 40 del siglo pasado, se vio necesaria la construcción de una nueva escuela. Casi un centenar de chicos y chicas se amontonaban en el Ayuntamiento en dos salas demasiado pequeñas para albergar a los escolares. Aunque muchos no pisaban la escuela y el absentismo era elevado, lo cierto es que las estrecheces en que se movían alumnos y maestros demandaban cuanto antes una aulas más amplias. 

Se valoraron varias posibilidades para elegir finalmente como el emplazamiento del nuevo centro escolar del pueblo el solar llamado Las casas quemadas, manzana que había sido devastada por un incendio, de ahí el nombre. Este solar era amplio y ocupaba casi todo lo que hoy son los edificios de las escuelas, el jardinillo y las casas de los maestros con sus patios. La proximidad del Juego Pelota aportaba al nuevo centro una zona de recreo ideal para los niños. 

Resulta sorprendente que en este pueblo en donde por su situación, rodeado de precipicios, el espacio es tan escaso se decidiese apostar de un modo tan resuelto por la educación ofreciendo un solar amplísimo, incluso más extenso que el de la iglesia. Esto es algo que quienes aprendimos a leer y a escribir en la nueva escuela debemos agradecer a las personas que hicieron posible dicha empresa. 

Como puede imaginarse, tras una guerra terrible el país no estaba para muchas inversiones. El Estado no podía atender a la construcción de servicios básicos, ni siquiera los más elementales, como un colegio. Y era costumbre recurrir para muchas obras públicas a las peonadas de los vecinos. Así se hizo en nuestro pueblo y la mayoría de los hombres dedicaron jornadas de trabajo para la construcción del complejo de edificios que albergaría las escuelas y las viviendas de los maestros.

Peña Redonda vista desde la carretera de la vega.
También parte de los materiales de construcción los aportó el pueblo. Concretamente la piedra se extrajo en casi su totalidad de una cantera que se abrió en las inmediaciones de la Peña Redonda. Allí se taladraba la roca, se colocaban cargas explosivas y se desmenuzaba el peñasco en piedras manejables y apropiadas para la erección de muros. Luego el material así obtenido se transportaba hasta la obra. 

Las personas que intervinieron en este proceso han narrado un hecho que tuvo lugar durante aquellos trabajos y que hoy sigue despertando la expectación y la curiosidad de aquellos a quienes llega esta noticia. Por los relatos oídos, parece que, tras una explosión controlada, apareció en medio de la roca un esqueleto antropomorfo, es decir, con forma humana. 

Cráneo de homínido incrustado en la roca.

Como puede imaginarse, la aparición de un esqueleto humano en ese lugar ya hubiera sido por sí sola una noticia llamativa. Pero lo más interesante es que se dice que el esqueleto se hallaba incrustado, alojado totalmente en la peña. Y este extremo sí convierte el hallazgo en algo realmente excepcional. 

Fósiles de diversos seres vivos.

No tenemos hoy la certeza de si se trataba de un esqueleto óseo o fosilizado. En este último supuesto la pieza descubierta sería de más valor desde el punto de vista científico. Las personas que lo vieron aseguran que era de color rosado. Pero, insistimos, la cuestión es si se trataba de un esqueleto de un ser humano que había caído o había sido arrojado a una grieta de la roca o bien si, como manifiestan varias personas que llegaron a verlo, estamos ante un ser vivo, homínido, fosilizado. En este último caso parece claro que hoy estaríamos hablando de un hallazgo importante, quizás un de descubrimiento paleontológico de primer orden. 

Estos hallazgos fortuitos pueden tener un valor enorme, por eso conviene ponerlos en manos de la ciencia cuando se producen, siempre, pero máxime cuando el provecho personal que puede obtenerse de ellos es nulo.

Huesos de un cráneo fosilizados.

¿Qué sucedió con el esqueleto de la Peña Redonda? Ha sido imposible averiguarlo. Tratamos de seguir la pista. Anduvo por varias cámaras del pueblo y es posible que duerma su sueño, interrumpido momentáneamente, en un arcón de algún desván. Algunas personas ya fallecidas narraron el suceso de manera muy parecida a como lo exponemos aquí y llegaron a ver el esqueleto. 

Añadir leyenda

Si alguna persona que lea este artículo está enterada del paradero de este ilustre paisano de la antigüedad, le rogamos que lo ponga en manos de quien pueda determinar e interpretar adecuadamente el valor de dicha pieza. 

Si, como parece, estamos hablando de un fósil, se trataría, con toda seguridad, del habitante más antiguo de este pueblo. ¿No sería el “Hombre de Cuevas de Velasco” un coetáneo de los hombres de Atapuerca? ¿O incluso anterior a aquellos antepasados? Quién sabe…

Escena de un clan de la prehistoria.

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