sábado, 21 de noviembre de 2015

                   EL  HABLA  DE  LAS  CUEVAS  DE  VELASCO

  El castellano que se habla en Las Cuevas de Velasco carece de acentos marcados, líneas tonales  o dejes específicos. En estas latitudes no afectan los matices tan marcados que se dan en las zonas más meridionales de España. Tampoco  hay contacto con otras lenguas peninsulares. Así que la principal característica fonética es la ausencia de marcas dialectales claras y, eso sí, un marcado aire de ruralidad. En cierto modo podría decirse que se trata de un castellano en estado puro, aunque esto, claro está, es una apreciación relativa.
   Ofrecemos algunas de las palabras peculiares del habla local, muchas de las cuales no tienen cabida en el diccionario de la Real Academia y aún tienen vigencia en nuestro pueblo


 Ababol

1. f.  Amapola. 

¡Qué hermoso está  el campo plagado de ababoles!

El Diccionario de la Real Academia cita este término con el significado de amapola para Albacete, Murcia, Aragón y Navarra, pero no para Cuenca.
La palabra procede del mozárabe habapáura alteración del latín PAPĀVER
y con la influencia del árabe hábba ‘grano de cereal’.

Ababol

Banca

1 . f. Asiento para dos o más personas formado por una estructura de madera, un sogueo o bien una base de madera, un colchón y un cobertor, que suele colocarse en los portales de la casas o en las cocinas. Las bancas suelen tener brazos y algunas presentan artísticos respaldos tallados en madera.

Como no hay cama pa el segaor, que duerma en la banca.

Esta palabra no aparece en los diccionarios al uso, a excepción del trabajo del conquense Calero.



Cagurria

1. f. Colmenilla. Piñuela. Hongo comestible de forma ovalada y sombrerillo cavernoso formando  una especie de panal. 2. m. Peña de la Cagurria, paraje del término de Cuevas.

El lingüista Corominas apunta el término cagarria, de cagar, por lo repulsivo del esporangio que cubre el sombrero de este tipo de hongo.



Gagüerro

1. m. Gaznate. Parte superior de la tráquea. Garganta.

El lingüista Corominas cita la raíz GARG- que imita el ruido del gargajeo y otros sonidos que se realizan con la garganta como origen onomatopéyico de términos como gargajo, garganta, garguero, gargüero, y otras semejantes, de las que, sin duda proviene gagüerro.

Hablar

1. intr.. Ser novios. Entablar relaciones.

Tu sobrino  habla con mi hermana, ¿lo sabías?

Icir

1. tr. Decir.

Ven acá, genares, que vua icirte tres cosas bien dichas.

Vulgarismo.


Jábaga

1. Lugar al que se envía simbólicamente a quien es duro de oído o muestra algún tipo de sordera. Se dice que en el pueblo de Jábaga jeringaban a los sordos.

No he dicho muerto, sino huerto. Vamos a tener que llevarte a Jábaga.


Lavacias

1. f. Aguas que quedan después del lavado de la ropa. Cuando se lavaba en artesa, se enjabonaba y frotaba la ropa en la losa y también se daban los primeros aclarados. El agua resultante contenía por tanto el jabón y la suciedad de la ropa.

Ayúdame con la artesa; vamos a tirar las lavacias.

La palabra más próxima que menciona Corominas es lavazas, procedente del término lat. LAVARE, ‘lavar’.
Calero cita lavacias e informa con amplitud sobre su origen citando a varios autores. Lavacias sería una forma antigua de lavazas. Tanto lavazas como lavacias portan cierto matiz despectivo.
Se trata de una palabra valiosa que debería conservarse porque, al contrario de lo que sucede con otros términos, que han perdido su razón de ser, lavacias representa un concepto que persiste.


 Manflorito

1. m. Afeminado. Gay.

Mira, no me preguntes por qué, pero yo creo que ese es manflorita.

El término hermafrodita procede del lat. HERMAPHRODITUS, personaje mitológico hijo de Hermes y de Afrodita, que participaba de los dos sexos.
El término de Cuevas, manflorito, es el resultado de una importante alteración por etimología popular.
Se usa tanto la forma masculina, manflorito,  como la femenina.

Negro

1. adj. Referido al frío,  intenso, crudo, penetrante, helador.

Si sales abrígate bien que hoy hace un frío negro.

Del lat. NǏGER, NǏGRA, NIGRUM, `negro’.
A pesar de que el Diccionario de la Real Academia registra más de 20 significados y otras tantas frases hechas no aparece este significado. Se trata de una sinestesia. Original de Cuevas.

Oncejera

1. f. Aro de papel en forma de corona circular que se lanza al aire y que los vencejos capturan al vuelo quedando a veces atrapados en él. La oncejera se obtiene doblando un papel y realizando dos cortes semicirculares concéntricos. El agujero central debe tener las dimensiones de un vencejo con las alas plegadas o poco más.

To los chicotes del pueblo están en la peña tirando oncejeras. Verás si le dan un cantazo a alguien.

Pajarita de las nieves

1. f. Pajarillo conocido con el nombre de lavandera común que se caracteriza por sus tonos grises negros y blancos. Camina, a diferencia de los gorriones, que se desplazan saltando, y mueve su larga cola. El nombre de pajarita de las nieves se debe a que sus efectivos aumentan en invierno pero realmente es un ave presente todo el año por estas tierras.
Se dice que traen suerte.



Ramonizas

1. f. Ramas de olivo que se echan a los conejos o los corderos para que las mordisqueen. Puede referirse también a las ramas ya roídas por los animales.

He traído una carga de ramonizas para las ovejas.

Del lat. RAMUS, ‘rama’, de donde ramonear ‘morder los animales las hojas y las puntas de las ramas de los árboles y arbustos’. –iza es un sufijo  que expresa idea de colectividad.  Ramoniza es un término propio.


Salto paloma

1. m. Juego que consiste en ponerse un jugador agachado para que otro salte sobre él apoyando las manos en la espalda o no. Suele encadenarse, de tal manera que el primero que salta se coloca a continuación agachado y así van haciendo los demás. La madre o jugador que lleva la voz cantante da consignas que los demás deben seguir. Al ejecutar los saltos.

Los chicotes se han ido por la carretera del Villar jugando al salto paloma.


Niños jugando al salto paloma


Tatá

1. m. Pájaro diminuto que se mueve nervioso entre los arbustos y que emite un sonido semejante a su nombre. Se trata de la llamada tarabilla común europea (Saxicola rubicola), pajarillo del tamaño de un petirrojo o incluso menor, con la cabeza y la espalda negras, el pecho anaranjado, vientre blanco y un collar blanco. Los tonos de la hembra son más apagados. El canto del macho consiste en una melodía corta en forma de silbido, rematada una y otra vez por unos chasquidos como si se entrechocaran dos pitas.

Esta chiquilla come menos que un tatá.”

El término tatá no es citado por ninguna de las obras consultadas. Es seguro que se trata de una creación onomatopéyica, pues el canto del pájaro ofrece en su melodía un tsa-tsa o ta-tá muy llamativo.
Término propio.


Tatá

Uñas

1. interj. Voz que se emplea para expresar que alguna acción o realización es complicada, cuesta esfuerzo llevarla a cabo y tiene mucho mérito el conseguir culminarla. Puede equivaler a expresiones como ¡ojo!

Porque, ¿ves?,  con mi suegro se pelea bien ¿sabes? Pero lo que es con mi suegra, ¡uñas para bregar con esa mujer!

Del lat. ŬNGŬLA, ‘uña’.

Varagón

1. m. Palo largo, delgado y ligero que se usa para varear la fruta. Se emplea sobre todo en nogales, cermeños, almendros y otros árboles de gran envergadura con ramas altas de difícil acceso y fruto no excesivamente delicado.

Anda, muchacho, trae el varagón. Se han quedado tres o cuatro nueces en la picota.

No aparece en ninguno de los textos consultados. Parece claro que el término procede de vara, del lat. VARA, con derivados como varear o vareador. El sufijo aumentativo -on está engastado en la palabra con un interfijo –ag-, forma extraña en el vocabulario de Cuevas. Es posible que esta palabra esté ralacionada con varejón, ‘vara larga y gruesa’, con la que hay poca distancia semántica.

Zampar(se)

1. pr. Meterse en algún lugar. Acomodarse en una casa, fiesta o reunión sin estar invitado o tomando más confianza de la debida.

Esta borrica paice tonta; fíjate si tie por donde pasar la hijuela y se ha zampao dentro, en to el cenagar. Pa que veas.
Pues sí, hija, vino este tío, que dice que es pariente lejano de mi marido, que vaya usté a saber…, se nos zampó en la casa hace ocho días y aquí está, a mesa y mantel.


Se registra este significado desde antiguo, aunque la voz es de origen incierto.

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