miércoles, 23 de diciembre de 2015



                                        EL OTERO



   La revista El Otero nació en Las Cuevas de Velasco en el año 1983. Creada por un grupo de incondicionales del pueblo y buscando la sombra de la asociación cultural Peña Redonda, El Otero salió a la luz anualmente, semestralmente o trimestralmente durante más de 22 años.
   En sus casi 50 números ofreció a los vecinos del pueblo un poco de todo: noticias que se producían cada año, artículos de opinión, algunas pinceladas con pretensiones literarias, curiosidades, recetas de cocina, pasatiempos, reportajes y muchas cosas más. Todo ello elaborado desde la sencillez y con un presupuesto mínimo.
   El sostenedor principal del proyecto fue Antonio Ballesteros, al que asistíamos cuando era posible Luis Tarín y un servidor. Pero en realidad en El Otero participaron muchas personas. Cada cual aportaba lo que buenamente podía.
   Rescataremos en este blog algunos de los mejores trabajos de aquella revista.

El pueblo visto desde El Otero, lugar que dio nombre a la revista.




Portada del primer número de El Otero. Año 1983.

EL OTERO Nº 1

            LOS NOMBRES DE LAS CALLES DE CUEVAS DE VELASCO
   Es curioso detenerse a pensar un momento en los nombres de las calles de Cuevas de Velasco.
   Abundan los nombres de plantas: calle del  Paraíso, del Clavel, del Lirio, de la Oliva, de Atocha y del Olmillo, de la cual hay calle y plaza.
   Con respecto al sitio en el que están ubicadas, tenemos: la del Norte, del Mediodía, Poniente, Viento, Cantón, Cuenca, Castillo, Arco, Fuente y Traviesa o Travesía.
   Hay nombres con motivos religiosos: Calvario, Nuestra Señora de la Asunción, Soledad, Iglesia, San Luis y Costanilla de Santa Ana.
   La plaza de La Villa es la principal del pueblo.
   Hay una calle llamada de las Cuatro Jotas. No se sabe con certeza si es que en ese lugar, cuando se echaba la ronda se cantaban cuatro jotas o si es que vivieron allí cuatro mujeres muy “sotas”…
   Desde El Arco partía antiguamente una calle con varios arcos, que venía a terminar en la actual calle de La Traviesa.
   En la calle del Viento, por donde están ahora ubicadas las escuelas, cuentan que hubo un fuego muy grande, a consecuencia del cual ardió una manzana entera de casas y desde entonces se le viene llamando a ese barrio Las Casas Quemadas.
   A la calle de San Luis se le llama popularmente la calle de Las Ventanas, porque a pesar de ser muy corta hay en ella 21 ventanas.
   La Plaza de La Villa estuvo situada antiguamente entre las calles de Atocha, la Iglesia y la Fuente, o sea, detrás de donde estuvo la casa de la Inquisición.
   Hubo varias hornacinas con santos situadas por las calles del pueblo. Desde el final de la calle de la Soledad partía un viacrucis representado en 14 postes hechos de yeso con una cruz de madera sobre ellos. Llegaba hasta el paraje hoy denominado Las Cruces, pues allí terminaba con tres cruces.


Calle de El Arco

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