sábado, 9 de abril de 2016




    EXPLORANDO LA CUEVA DEL AGUA


Cavidad por la que se accede al lago subterráneo.

 
La Cueva del Agua suele confundirse con la Cueva de la Mora, porque ambas tienen agua. La segunda está en los confines del pueblo, más allá del Vallejo, y pertenece al término municipal de La Ventosa. Sobre esa cueva hay leyendas, una de las cuales está escrita en este blog. 

Pero no hablo en esta ocasión de aquella lejana y mítica cueva sino de una de las cuevas que hay en el Egido, en la ladera del mirador del Castillo, llamada Cueva del Agua. Casi todas las familias del pueblo poseen alguna antigua cueva de vino en ese lugar.

Entrada a la Cueva del Agua.

Dicha cueva se encuentra en la actualidad abandonada. Hace años, cuando las cuevas comenzaron a dejarse porque ya no eran necesarias para cumplir el cometido de cuevas-bodega que desempeñaron durante siglos, la Cueva del Agua llamaba poderosamente la atención de los niños, pues en lo más profundo de sus galerías había una especie de laguna o de poza con agua, de ahí su nombre.







Hace unas décadas, cuando apretaba la sequía y se buscaban acuíferos para surtir al pueblo, alguien exploró la Cueva del Agua y llegó a instalar una motobomba con el fin de comprobar la cantidad de agua que había en el lago subterráneo y la rapidez con que se reponía una vez vaciado. La bomba trabajó durante largo rato hasta vaciar el importante estanque que hay en lo más hondo del vientre de la cueva, pero, por lo visto, la recuperación era muy lenta, lo que quiere decir que el manantial era de escaso caudal.

Recientemente he tenido ocasión de descender a la Cueva del Agua y, salvo la puerta, hecha añicos por algún vándalo, el resto de la galería se encuentra en buenas condiciones y, por supuesto, encontré al final el lago misterioso.

Lugar donde comienza el lago. Murciélago.

Como el hecho de que haya en el cerro sobre el que se asienta el pueblo un manantial parece cosa extraña, se buscaron explicaciones, alguna un tanto peregrina. Unos decían que ese manantial era el mismo que alimenta el pilar de Las Palomas, en el camino de La Carrasquilla; otros sugerían que quizás tuviera que ver con alguna captación de agua realizada en la época del Castillo de Cañatazor. Todos los castillos tienen su aljibe, cisterna o pozo. Eran imprescindibles para el caso de sufrir asedios. Y lo cierto es que el lago de la cueva del Agua vendrá a parar justamente bajo la explanada del antiguo Castillo del pueblo, a unos diez metros bajo el mirador.



La cueva es de buena hechura, picada completamente en roca de diversas consistencias. Tiene varios nichos para alojar tinajas y también dos galerías laterales, de unos tres metros. Desde la misma entrada, el descenso es continuo, salvándose incluso dos series de peldaños. Hay que esquivar una tinaja atravesada en la parte final de la cueva y unos metros más allá se llega a un estrechamiento que aún permitiría la entrada de un hombre reptando. La cueva es quizás la más larga de las del pueblo.Un murciélago colgado guarda la entrada al lago.

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