sábado, 30 de enero de 2016



                              LA CARRASQUILLA



La Carrasquilla: una semiesfera perfecta.




La Carrasquilla es probablemente la abuela del pueblo, el ser vivo más longevo que ha dado esta bendita tierra de Cuevas de Velasco. Está ahí, clavada en la ladera desde Dios sabe cuánto y, si no ocurre ninguna catástrofe, nos sobrevivirá a todos y seguirá viendo los siglos pasar.

Aunque en el pueblo se las llama carrascas, su nombre más común es el de encinas y su apelativo científico Quercus ilex. Se trata de un árbol mediterráneo, muy común en España, hasta el extremo que se ha intentado declarar a la encina árbol nacional español y solo se ha desechado la idea por su escasa presencia en Galicia y su inexistencia en Canarias.

El árbol ha engullido en su crecimiento un peñasco.



Se explota como árbol productor de bellotas para alimentar a las piaras extremeñas y es también muy apreciada por la calidad de su leña.

La encina se ha considerado desde antiguo y en varias culturas un árbol sagrado. Así era entre los griegos. Existe la tradición de que la cruz de Cristo era de madera de encina. Ya sea por esta razón o porque el marco es incomparable, una pareja de enamorados, descendientes de gente del pueblo, contrajo matrimonio bajo su cobijo.

Se reproduce este árbol por sus frutos, las bellotas, que germinan bien en tierra adecuada. Las bellotas a veces son transportadas por aves, como los arrendajos, y escondidas como despensa de alimentos. El olvido de estos zulos permite el nacimiento de nuevos árboles por cualquier lado. Pero también se reproducen por tallos que surgen de la raíz.


Abrazando al cielo.


El soberbio ejemplar de Cuevas de Velasco engulló en su crecimiento rocas de gran volumen que hoy forman parte de su tronco. La Carrasquilla emerge de la tierra en un gigantesco tronco que se abre a dos palmos del suelo en dos grandes patas que a su vez se dividen en otras grandes ramas. La aparición de una grieta hizo hace unos años temer por la escisión del tronco del árbol por lo que se colocaron unos tensores para aliviar la presión que las ramas ejercían.

El paraguas de sombra que proyecta es considerable, llegando a unos 20 o 25 metros metros de diámetro. Desde siempre hemos visto rebaños amparándose en verano bajo su cobijo.

La Carrasquilla es un bellísimo árbol en forma de pompa gigantesca, proporcionado, de porte armonioso y magnífico. Acomoda su postura a la inclinación de la ladera. Y resulta llamativo verla anclada en esta tierra áspera y árida, cuando otros ejemplares notables de su familia crecen en praderas y en lugares de tierras muy fértiles.

Maromas y tensores para evitar su escisión.


La Carrasquilla ha dejado ya su legado en forma de una nutrido grupo de ejemplares que circundan al árbol matriz, alguno de los cuales comienza ya a gallear al lado de la gran encina de cuya raíz ha surgido.

La edad de la carrasquilla es un enigma. Su perímetro en la base puede llegar a los cinco o seis metros y el de las grandes ramas a más de dos metros. El hecho de estar situada en un terreno áspero y seco y en ladera puede haber retardado su crecimiento. Podría tratarse de un ejemplar más viejo de lo que parece y sobrepasar los cuatro siglos cumplidamente. Al fin y al cabo 300 o 400 años son la edad de la plenitud de una encina y la de Cuevas de Velasco se encuentra en su apogeo.

Prodigio de árbol en la ladera.


Hacemos una llamada a todos para que se acerquen a conocer este árbol monumental y también para que se esté alerta para protegerla y para legarla a las generaciones venideras en las mejores condiciones posibles.
              

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